exell
--Usted se va a enfermar... Ya le había dicho que chocaría contra ese árbol... Dése cuenta de que tiene el moquillo... Mañana vendráel Peuco.
Con estas frases nada alegres, desde que anochecía hasta el alba presagiaba desgracias. Y resultaba que nadie gustaba de su compañía en la montaña, como ya te dije, y como era lógico.Y aunque las señoras Cachañas son muy amigas de la sociedad y del comadreo y a los señores Pidenes les encantan los corrillos, no querían tampoco relacionarse con el señor Chuncho, y el pobre terminópor andar completamente solo, mejor dicho, terminó por irse todas las noches a un alto roble que dominaba la montaña entera, quedándose allí melancólica-mente, muy correcto en su chaqué, diciendo atoda voz sus vaticinios para tener siquiera en el amable Eco alguien que le respondiera.
Pero resulta que una vez, en una primavera muy fría y muy llena de heladas y de neblinas y de lluvias, en unade esas primaveras en que parece que el invierno no quiere irse, los pobres pájaros, ateridos por el Viento que bajaba furioso de la cordillera, vieron un día que la neblina se espesaba en tal formaque la poca luz que dejaban pasar las nubes vestidas de luto se iba perdiendo y que a media tarde se formaba una noche llena de miedos y de sobresaltos, porque todos los pájaros andaban lejos de susnidos, buscando algo que comer. Y piaban desesperadamente, llamándose unos a otros, buscando los papás a las mamás y ambos a sus hijitos. Y como nadie encontraba a nadie, sólo se escuchaba en la...
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