Experiencias Personales

Una cita a la que no puedo faltar

He tenido una semana que no sabría cómo llamar o que nombre ponerle. Viniendo de un tiempo fuerte y entrando en otro más fuerte, descuidé mi vida de oración, y en un momento ya empecé a pensar diferente. Literalmente alejarse del Señor es comenzar a vivir nuestra vida sin un horizonte y sin fuerzas para nada.

De un momento a otro cayeron al piso mis ganasde seguir, de esforzarme y de luchar por ser santa. Todo este mes ha sido bien fuerte, lleno de movimiento espiritual y psicológico… y decirlo suena hasta chistoso, pero la verdad es que hasta yo misma me sorprendo de cuan agotador resulta entrar en uno mismo.

He tenido momentos tan fuertes, que le he dicho al Señor ¡basta! Ya no puedo más, después de haberle dicho, sí Señor hasta el fin delmundo cargaré esta cruz. Lo cierto en esto, es que me cuesta darme cuenta que estoy ante un sufrimiento que sobrepasa mis fuerzas en todos los sentidos, en toda mi dimensión bio-psico-espiritual, en todo lo que soy, y me es difícil, ver que Dios me ama más allá de mis aciertos o caídas.

Mi experiencia al visitar al Señor es la siguiente y la diré con toda sinceridad:
Me sorprendo al verme tanincapaz de dar un paso por mí misma, al ver que me muero de miedo cada que debo categorizar, al ver que no soy capaz de llevar mi cruz sin caer, al ver que incluso estando frente al Señor tengo que rogarle para que me de fuerzas para vencer el temor, me entristece verme tan frágil y me cuesta el hecho de que cuando rezo, el Señor permite que vea mi miseria, cuando yo me creía tan “buena” o tan“fuerte” o la “mejor”.
Veo mi nada, veo la nada que soy y me cuesta confiar en el amor de Dios y entonces entro como en una crisis de fe… es como si una vos me dijera: ¿en verdad te crees el cuento de que es bueno para ti, sufrir? ¿Sigues creyendo que, entre más entres más podrás salir? … vete, no es cómodo estar aquí, puedes tener una vida menos pesada allá afuera. Déjalo todo, ve a una ciudaddistinta y créate una vida y otra historia. Huye, hay otra vida distinta sin tantos problemas.

Corrí, cual cobarde, en lugar de pensar en que si Dios lo permite, justo en este tiempo en que el dolor –si lo vivo junto a él- me purifica, no hay que temer. Pero hasta para quedarme y perseverar necesito la fuerza que me viene de lo alto. Y no es que Dios sea tan malo que me ha negado su fuerza, sinoque me ha costado perseverar en pedírselo y que también él lo permite para que yo crezca en humildad.
Sé que necesito crecer en humildad y veo, después de la experiencia de estar en misa hoy, que el Señor me conoce y me ama por encima de todo. Este es el tiempo más fuerte que he tenido y con fuerte me refiero que he estado otra vez al borde de tirar la toalla y de irme por un camino “menos duro”.Al estar en la eucaristía, en la que el Señor le enseña a lo apóstoles a rezar y les confía el Padre nuestro, me sorprendí porque el sacerdote, no sé cómo hizo pero enlazó el tema del Padre nuestro al sufrimiento y de hecho me dije: –que raro este cura, que capacidad, me impresiona- . Mientras Mons. daba su homilía, comprendí que ese hombre era un gran instrumento de Dios, pues al hablar desufrimiento empezó a decir cosas sobre los “cristianos” que se resignan, y casi que el 99 % de las cosas que mencionó las he pensado en este tiempo.
El miércoles, antes de mi consejo, estuve como decidida a, bajar los brazos y dejar de luchar, a resignarme, a decir hasta aquí fui capaz. Me dije: -estoy desecha, no puedo seguir así… y me abandoné en la idea estúpida (no explícitamente, pero si con miactitud) de que si me apartaba del Señor ya no habría cruz que cargar, de que sería menos duro estar tan consciente de lo que vivo. Es como si hubiese pensado que Dios es el que me hace la vida difícil y que no voy a ser capaz de ayudar a nadie pues no puedo con mi propio peso. ¡Cuantas falacias!
Me sorprendió en la homilía, aquello que decía Monseñor sobre la fragilidad humana, sobre los...