Explicaciones
Los territorios del trabajo y más aún los de la economía se alejan cada vez más; ellos los acompañan, y todos se distancian hasta volverse apenas perceptibles y cada vez más impalpables. En poco tiempo quedarán —si no lo están ya— fuera del alcance de las manos y la vista. Y nosotros seguiremos debatiéndonos entre los mismos decorados. A nuestros ojos el trabajo sigue vinculado con la eraindustrial, el capitalismo de orden inmobiliario. Creemos vivir aún en la época en que se podía calcular su superficie, juzgar su emplazamiento, evaluar
su costo. Bastaba la mirada para evaluar la importancia de la empresa, se sabía dónde se realizaba el trabajo y también dónde se reproducían (con frecuencia en condiciones escandalosas) tanto la "condición obrera" como las dichosas "creaciones deriquezas", entonces llamadas "ganancias". Los productos manufacturados (mercancías), la negociación, la circulación de materias primas eran de importancia esencial; la empresa era una razón social con funciones conocidas, incluso certificadas.
El mundo que se instala bajo el signo de la cibernética, la automatización y las tecnologías revolucionarias, y que desde ahora ejerce el poder, parecezafarse, parapetarse en zonas herméticas, casi esotéricas. Ha dejado de ser sincrónico con nosotros. Y desde luego, no tiene vínculos reales con el "mundo del trabajo" que ha dejado de serle útil y que, cuando alcanza a vislumbrarlo, le parece un parásito irritante caracterizado por su presencia molesta, sus desastres embarazosos, su obstinación irracional en querer existir. En nuestro tiempo, losque toman las decisiones son aquellos que Robert Reich llama "manipuladores de símbolos" o, si se quiere, "analistas de símbolos"1 que se comunican poco o nada con el antiguo mundo de los "patronos". Se trata de un mundo que vive gracias a la cibernética, las tecnologías de punta, el vértigo de lo inmediato; un mundo en el cual la velocidad se confunde con lo inmediato en espacios sinintersticios. En otra época debían aprender a conservarse en sus puestos. Ahora deberán aprender a no tener puesto alguno, y ése es el mensaje que se les envía, por el momento de manera muy discreta.
Es difícil reconocer e inconcebible declarar que la presencia de una multitud de seres humanos se vuelve precaria, no por la ineluctabilidad de la muerte sino porque, por el hecho de vivir, su presencia yano corresponde a la lógica predominante debido a que, lejos de aportar nada, se vuelve costosa, excesivamente costosa. Estas redes económicas privadas transnacionales dominan cada vez más los poderes estatales; lejos de ser controladas por ellos, los controlan y, en suma, conforman una suerte de nación sin territorio ni instituciones de gobierno que rige las instituciones y las políticas dediversos países, con frecuencia por intermedio de importantes organizaciones como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico. He aquí, pues, que la economía privada goza de una libertad como nunca había tenido: esa libertad tan reclamada por ella y que se traduce en desregulaciones legalizadas, en anarquía oficial. Libertad provista de todoslos derechos, de toda permisividad. Libertad desenfrenada cuya lógica satura una civilización que culmina y cuyo naufragio ella impulsa. Este naufragio disimulado es atribuido a las "crisis" temporarias a fin de que pase inadvertida una nueva forma de civilización que ya despunta, en la que sólo un porcentaje muy pequeño de la población encontrará funciones.
III
Pasaremos por alto que París,como toda gran ciudad, contiene bolsones de miseria, pero relega esa masa de marginales a los guetos perdidos, a ciertos arrabales, a distritos adyacentes a la ciudad pero más extranjeros que cualquier ciudad extranjera, más remotos que cualquier otro continente. Haremos caso a la prohibición que nos aparta de las angustias peligrosas, coetáneas con nuestras vidas. Olvidaremos el largo y lento...
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