Expresionismo
Contra el optimismo positivista
Desde los últimos treinta años del siglo XIX hasta comienzos del XX, el positivismo pareció ser el antídoto general contra la crisis que se había producido en el cuerpo social de Europa. Los congresos científicos, el vasto impulso industrial, las grandes exposiciones universales, las grandes perforaciones de túneles y canales y las exploracioneseran otras tantas banderas ondeantes al viento impetuoso del progreso. La conquista de la felicidad por medio de la técnica pareció de ese modo ser el eslogan más seguro para difundir en los malos humores de los pueblos la euforia de una perspectiva de paz y bienestar. Ciertamente, la filosofía del progreso ya no tenía el significado de antaño, ya no poseía el contenido enérgico y realista que habíansabido darle pensadores como Hobbes, Locke…; un contenido no carente de ilusiones y, sin embargo, vivamente crítico en el seno del movimiento histórico revolucionario de la burguesía. Ahora, debido a esto, se había transformado en una filosofía “conveniente”. Algunos años antes y con tintes místicos, Comte la había acomodado a los tiempos nuevos, asegurando que la propaganda positiva sería capazde “apagar una actividad perturbadora transformando la agitación política en movimiento filosófico”. Exactamente lo contrario de lo que había propuesto Marx, es decir, al transformación del filósofo en hombre político. Se trataba, pues, de una doctrina de orden, que daba un tinte de espiritual entusiasmo a la sociedad burguesa en su fase de prepotente desarrollo económico.
Pero ni siquiera lapredicación positivista logró ocultar las contradicciones que se incubaban en el seno de la sociedad europea y que muy pronto desembocarían en la matanza de la Primera Guerra Mundial. Filósofos, escritores y artistas, en la sensibilidad de su alma, ya sentían los ecos de los primeros derrumbamientos subterráneos que preludiaban la tremenda catástrofe. Desde Nietzsche hasta Wedekind, tendían ademostrar la falsedad del espejismo positivista y trataban de romper su tensa envoltura para descubrir que, dentro de él, sólo se agitaban maléficas insidias. Su polémica era unilateral, pero no por esto menos ineficaz en su tarea de arrancar la pátina de la respetabilidad filistea y de poner al aire vicios y miserias morales.
* El expresionismo nace sobre esta base de protesta y de crítica y es, opretende ser, lo opuesto al positivismo. Se trata de un amplio movimiento que difícilmente se puede encerrar en una definición o delimitar según la forma en que se manifiesta, como se podría hacer en otros pasos, por ejemplo, el cubismo. En efecto, los modos en que el expresionismo se manifiesta, incluso si queremos agruparlos a grandes rasgos, son bastante numerosos y diversos. La única manera dellegar a su comprensión es partir de sus contenidos, que, por lo demás, son todo menos unívocos. De todos modos, lo que se puede decir de entra es que el expresionismo es, sin duda, un arte de oposición.
Por tanto, su antipositivismo es, consecuentemente, antinaturalismo y antiimpresionismo, si bien, de hecho, son bastante numerosos los elementos que toma tanto del naturalismo como delimpresionismo. Basta pensar que los padres directos del expresionismo son Van Gogh, Ensor, Munch y Gauguin, para darse cuenta de ello. Pero conviene reflexionar sobre la enunciación de la poética naturalista de Zola en su ensayo sobre Le roman expérimental, sobre su elogio del puro “documento humano” y su ideal de absoluta objetividad: “Se acabará por hacer sólo simples estudios sin peripecias nidesarrollo; el análisis de un año de existencia, la historia de una pasión, la biografía de un personaje, las notas acerca de su vida lógicamente clasificadas”. Entonces se comprenderán mejor los motivos antinaturalistas y antiimpresionistas del expresionismo.
Si para el artista naturalista e impresionista, la realidad seguía siendo algo que había que mirar desde el exterior, para el expresionista, en...
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