Extracto 61
En este trabajo se trata de presentar un diagnóstico y sobre todo de dirimir ciertas
herramientas conceptuales que permitan afrontar el individualismo contemporáneo en
su especificidad, esto es, sin contemplarlo como una simple consecuencia o variante de
la historia de la subjetividad moderna y sin evaluarlo como una desviación más o menos
errada respecto a este proceso.Es necesario entonces adelantar algunas precisiones conceptuales. En primer lugar,
como aparece enunciado en el título, se prefieren los términos de «subjetividad
expresiva» a los de «individualismo», «hedonismo» o «narcisismo», de uso más común
pero que se prestan a ciertas confusiones. Por un lado, el vocablo «individualismo» está
tan gastado por el uso y ha recibido tantas acepciones, a menudocontradictorias entre sí,
que resulta más económico descartarlo, aunque a menudo sea inevitable recurrir a él.
Por otro lado esta categoría suele arrastrar consigo una falsa pregunta planteada en
términos puramente cuantitativos, como si el individualismo fuera un universal histórico
susceptible de aumentar o de disminuir según los avatares históricos.
En segundo lugar, los sustantivos«narcisismo» y «hedonismo», aunque designan a
grandes rasgos características del tipo de identidad personal que aquí se trata de
tematizar, son portadores de una sobredeterminación valorativa –pues designan a la vez
una patología y una actitud objeto de reprobación moral, confundida a veces con el
«egocentrismo» y con la falta de solidaridad- y de un sesgo teórico –suelen asociarse a
los análisis de la culturadel narcisismo que proliferaron entre mediados de la década de
los setenta y finales de los años ochenta- que pueden enturbiar el diagnóstico propuesto.
Por esta razón se considera que la denominación de «subjetividad expresiva», que
procede directamente de la obra de Charles Taylor, Fuentes del Yo. La Construcción de
la Identidad Moderna, parece mucho menos contaminada que las nociones que seacaban de descartar. La fórmula «subjetividad expresiva» da cuenta, además, de un
rasgo peculiar del individualismo contemporáneo: la tendencia a la estetización de la
vida cotidiana, el derrumbe de las fronteras que separan al arte de la vida diaria. Este
fenómeno se manifiesta, entre otras cosas, en la promoción de un grupo de profesiones
ligadas a la estetización y estilización de lo cotidiano:el cuerpo, la casa, la vida
emocional, las relaciones con los otros. Se trata por una parte de ocupaciones situadas entre la
esfera artística y el mercado (decoradores, diseñadores, especialistas en publicidad y en relaciones
públicas); por otra se refiere a todo un conjunto de profesiones asistenciales en auge
(psicoterapeutas, sexólogos, consejeros conyugales, psicoanalistas, expertos ennutrición y en mantenimiento físico, etc.).
Se trata de una subjetividad «expresiva» porque, del mismo modo que la individualidad expresiva de
la cultura romántica o de las vanguardias artísticas del siglo XX, se alza frente a un mundo inexpresivo,
esto es, dominado por el espíritu de previsión, por la mirada soberana de un sujeto libre de supuestos y
objetivador. Se opone por ello al «sujeto profesionalmoderno» característico del capitalismo industrial y
heredero del «asceta intramundano» teorizado por Weber y al agente calculador afrontado por
las doctrinas utilitaristas.
Sin embargo, en contraste con la individualidad romántica, la actual subjetividad
expresiva no aspira a una resignificación espiritual y a una conciliación armónica con la
Naturaleza y carece por otra parte del «malditismo»baudelairiano, heredado por las
vanguardias estéticas; no existe en ella la experiencia del pecado ni de una Naturaleza
salvaje y profundamente amoral que invitaría a una mística de la transgresión.
Muy al contrario, la subjetividad expresiva de nuestro tiempo se revela como una «personalidad
fría». Inserta en sociedades postradicionales, sólo experimenta un vacío de significación en la cultura...
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