Fabio Rubiano


Fabio Rubiano







Fabio Rubiano
En el escenario un carruaje de bebé, una mesa cuadrada, una más larga, una cama de hospital, un viejo televisor de utilería que nunca se enciende, y en el centro Fabio Rubiano con apariencia de científico despistado, como los que se ven en las películas: pelo revuelto, lentes que hacen equilibrio sobre su destacada nariz, movimientos inseguros y aireausente, como si estuviera años luz adelante (probablemente lo esté) tratando de decidir qué hacer primero entre las múltiples cosas que cruzan por su cabeza de creador incansable. En la mano una libreta con un plano del teatro. Cierra un ojo, se agacha un poco. "¿Listo, papi?", le pregunta al encargado, mientras revisa de nuevo el plano de luces de la obra que ha escrito, dirigido y actuado.Todo en compañía de un equipo de gente que no se cansa de mencionar. "Yo no he hecho nada solo. ¿Cuál es el afán de llevarse todos los créditos?, es absurdo, creo que el mejor talento es estar bien acompañado".
No hace nada solo, pero está en todo. "Estoy pendiente de las luces, la utilería, el vestuario. A veces solo miro, pero no soy capaz de irme a mi casa y volver al otro día. No es porque noquiera, es que físicamente no soy capaz, y no es que no confíe, yo sé que tengo un equipo muy profesional, sé que lo van a hacer bien, pero tengo que verlo. Debe ser que lo disfruto, ¿no?". En este escenario todo gira alrededor de él, del inolvidable Daniel Idelfonso Soler (el triplepapito) deVuelo secreto, del Emilio Ángel de El último matrimonio feliz, del Ignacio de Kdabra, pero también delhombre que ha escrito y dirigido alrededor de 15 obras de teatro, el cuatro veces Premio Nacional de Dramaturgia, el que, según Marcela Valencia, su socia desde hace cinco lustros, "es un tipo definitivamente brillante", ese que en este ensayo luce orgulloso, sobre su camisa negra, una camiseta en la que puede leerse: "Teatro Petra 25 años".
Manizales, 1985. Rubiano, Valencia, y un grupo de compañerosentre el público del que en ese entonces era el principal evento teatral del país. "Ese fue el inicio de todo. En ese festival yo vi cosas que dije: esto es lo que yo quiero hacer en mi vida", asegura, sentado en un sofá de su apartamento en el barrio de La Macarena en Bogotá. A partir de allí comienza a contar la historia de un sueño. "Queríamos hacer teatro contemporáneo, aunque no sabíamos muybien qué era eso, lo que sí teníamos claro era que el teatro de los setenta no funcionaba, que ese discurso partidista panfletario era inútil, no tenía la misma fortaleza y, sobre todo, la sensación, todavía no muy clara, de que la finalidad del teatro era artística, no política". 
La rabia y la salvación
Hijo de una pareja de inmigrantes del campo, el menor de siete hermanos, Fabio claudicóante lo que era su destino. Tras intentar hacerle el quite entre las aulas de cinco carreras distintas y un bar de salsa (La Ratonera, el mismo que le permitía vivir cómodamente recién cumplidos los 20 años), decidió dedicarse al teatro. "Yo quería que estudiara una carrera", afirma doña Sara María, la madre de Fabio, con la sinceridad de quien no sabe lo que es ser políticamente correcto. Quizá poreso Rubiano lo intentó una y otra vez, primero en medicina (no pasó), luego en biología, bioquímica, ingeniería industrial y economía, hasta que se inscribió en la Escuela Superior de Teatro de Bogotá ("aunque tampoco terminé"). Esta noche, y a pesar de que siempre se quedó esperando a que el menor "estudiara una carrera", doña Sara María está ahí, en primera fila, en el estreno de Imago Mundi,la más reciente creación de su hijo. "Nunca nadie de mi familia ha faltado a ninguna de mis obras. Eso se llama apoyo, sobre todo porque nunca estuvieron de acuerdo en que yo hiciera teatro".
En la Escuela encontró a Marcela Valencia, la mujer que se convertiría en su pareja durante 10 años y en su cómplice durante más de 25, la que leyó a su lado decenas de obras de teatro latinoamericano hasta...