Fabrica De Galletitas

Lucas era un inquieto niño bajito y pecoso. Sus pequeños ojitos verdes parecían los de un gatito.
A pesar de su carita de ángel, siempre que se nos acercaba, temblábamos. ¡Era un niño terrible!Todos los chicos del grado pensábamos que nunca iba a cambiar. No había día en que no recibiera algún reto o fuera enviado a la dirección.
Sus cuadernos estaban rotos e incompletos y muchas veces loveíamos sacar de la mochila las hojas sueltas de alguno, todas hechas un bollo.
Si mirabas su hoja, podrías ver letras muy desprolijas que serpenteaban por los renglones, abundantes borrones y manchas,pero pocas buenas notas.
Cuando la maestra explicaba la tarea, seguramente Lucas estaba molestando a algún compañerito: —¡Seño! Mírelo a Lucas: me está pegando! —solían decir frecuentemente loschicos. Y la mayoría de las veces, Lucas terminaba sentado en el escritorio de la maestra, donde, a duras penas, lograba completar alguna tarea.
A veces venía la Directora, y con cara de enojada y tonoserio decía: —¡Este niño debiera ir a un gabinete psicológico! — y escribía algo en el cuaderno de comunicaciones (cuando lo traía), pero todos sabíamos que Lucas no iría al psicólogo, porque sus papásnunca venían a la escuela, ni contestaban las notas.
Un día Lucas dejó de venir. Muchas veces me acordé de él y pensaba ¿qué habrá sido de su vida?
Ya de grande, cuando iba un día a mi trabajo,reconocí en un hombre frente a mí esos mismos ojos de gato y las pecas que seguían salpicando su cara. —¿Lucas? —pregunté y de pronto se le dibujó una sonrisa en la cara. —¿Walter?... —preguntó dudandoun poco.
—¡Sí, claro! —dije contento de haberlo encontrado nuevamente. —¿Qué ha sido de tu vida todos estos años? —pregunté para saciar la curiosidad que tanto tiempo tenía por su destino.
—No pudeterminar la escuela— dijo con resignación. —Ya sabés, ¡yo era un chico terrible! —esas palabras me eran familiares, pero me producían la misma tristeza que cuando éramos chicos.
—Terminé la...