fabula
Había una vez... un león que tenía ante sí un granreto: cruzar el gigantesco río de la selvay todos los días tenía el firme deseo de cruzarlo, pero solo era eso, un buen deseo, ya que cada vez que lo intentaba venían a su mente una y mil razonespara no lograrlo.Algunas de estas razones eran: el río es muy profundo, la corriente del río me
puede llevar, no soy bueno para nadar, es muy difícil, no se cómo enfrentar la burla
delosdemás animales al saber que fui derrotado por un simple río.
Hasta que una tarde, a punto de darse por vencido, el león con su rostro
desencajado y reflejando una grantristeza pensó: esimposible, nunca podré cruzar
este río. Al girar su cabeza, de pronto observó que se le acercaba a paso lento una tortuga
a quién le preguntó: –Amiga: ¿el río es muy profundo?La tortuga respondió: – el río en su parte más honda solo mide medio metro.
El león agregó: – pero la corriente es muy fuerte,
La tortuga ledijo: – con tu peso nunca elrío te arrastrará.
– Pero es muy difícil atravesar el río porque… Murmuró el león.
La tortuga le interrumpió y afirmó: – En el momento que túdecidas podrás atravesareste gigantesco río y te será tan fácil como un rugido tuyo.
La tortuga terminó diciendo con mucho énfasis: – ¡inténtalo una vez más!
Después deescuchar estas palabras, el leónse acercó a la orilla del río
y reflejando su cara como en un espejo, se enfrentó a sí mismo. Reconoció que
el principal obstáculo avencer no era el río, sino que eran sus propios miedos,
temores einseguridades y que si quería superar este reto debía primero cambiar
su forma de pensar, sentir y actuar.
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