Para contestar estas preguntas tan difíciles, conviene mencionar algo que parece muy evidente: el pecado complicala vida, mas la justicia la simplifica. No habría necesidad de escribir la presente carta si no fuera por el pecado.
Ahora bien, la cuestión fundamental en este caso es la siguiente: ¿Reconoce laBiblia como válidos los enlaces hechos en contra de la voluntad de Dios? En primer lugar, resulta obvio que Dios sí reconoce como válido el matrimonio realizado entre un creyente y un inconverso. Talmatrimonio no es su voluntad, incluso la Biblia lo prohíbe (2 Corintios 6:14‑15), pero es un matrimonio. Tanto en 1 Corintios 7 como en 1 Pedro 3, Pablo y Pedro le dan al creyente las pautas para viviren tal estado.
Pasamos ahora al controvertido problema de la persona que, siendo creyente, se divorcia y se casa nuevamente. ¿Su nuevo matrimonio es válido ante los ojos de Dios? ¿O acaso a los ojosde Dios sigue casado con la esposa anterior? Y si tal persona quisiera arrepentirse, ¿qué debería hacer? ¿Divorciarse de la segunda esposa? ¿Y qué de los hijos?
Es mi opinión que aun loscompromisos contraídos fuera de la voluntad de Dios son matrimonios a los ojos divinos. En Juan 4:18 es notable que Jesús reconoce dos clases de personas que habían convivido con la mujer samaritana: esposos...
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