faisan vulgar
Jaulas:
Los jaulones deben contar con el espacio, el resguardo, la seguridad necesaria, así como las condiciones básicas para otorgarles la alimentación y el agua de bebida que requieren.
Respecto a su construcción es importante tener en cuenta su ubicación; posición u
orientación; tamaño; materiales de construcción; el techo y el suelo; las protecciones; la forma y posición de las puertas o accesos; la incorporación de pértigas, escondites y
barreras visuales.
Sin perjuicio de lo anterior, en general los jaulones son similares a los corrales de gallinas, aunque una de las diferencias fundamentales con ellas es que, dada su gran capacidad de
vuelo, requieren de jaulones completamente cerrados para que no se escapen. Además, necesitan un “mínimo” de entre uno y dos metros cuadrados de espacio por faisán adulto
para su adecuado desenvolvimiento (aunque, indudablemente, mientras mayor sea el
espacio de que dispongan, mejor se desarrollan).
Mantención de Faisanes en Cautiverio: Una vez que se han obtenido los faisanes hay que otorgarles las condiciones necesarias
para su adecuado desarrollo.
Los faisanes de collar son plenamente fértiles a los 9 meses de edad, mientras que la mayoría del resto de las variedades ornamentales sólo lo son al segundo año de vida. Sin
embargo, también hay especies, como los Impeyan (Lophophorus impejanus) y los pavos reales, que recién son fértiles al tercer año de vida. Aunque estos períodos son susceptibles
de ser reducidos con un manejo correcto y una adecuada alimentación.
Todas las especies de faisanes se reproducen en forma natural en primavera y verano, viviendo en cautiverio entre 10 y 15 años –considerablemente más que en su estado
silvestre–, dependiendo de las condiciones generales de crianza y, particularmente, de la alimentación, las que influyen en gran medida en su estado, calidad y rendimiento (cuestión
fundamental, esta última, cuando son criados con fines productivos).
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