Falsos positivos
Muyfuerte, repito, ver al Presidente desencajado y furibundo reconociendo la barbarie oficial, que no otra cosa es lo sucedido con esos pobres muchachos de Soacha y de muchos otros lugares del país,convertidos en guerrilleros por decisión de unos regulares. El caso del policía guajiro que recientemente denunció el asesinato a mansalva de su hermano no puede ser dejado suelto. Suma y ofrece unpanorama desolador: es verdad lo que los defensores de derechos humanos del mundo denuncian e internamente se viene negando y descalificando ad infinitum. Y la nueva actitud no puede ser otra que asumir,poner pecho y corregir, dejando de lado el estribillo de las manzanas podridas, porque no son pocas sino una cosecha completa.
Estos sucesos de última hora nos conducen a otro cambio obligatorio eimperativo: las víctimas de los desmanes de las Fuerzas Militares tienen que ser incluidas en la ley de reparación en la que, hasta hoy, el gobierno Uribe se ha negado a reconocer como tales, porque no sepuede tapar el Sol con un dedo. No puede venir otra cosa que una declaración amplia y decente de los derechos humanos de quienes han sido abusados y asesinados por portadores de las insignias dedefensa y protección de los ciudadanos y el orden público, y la asunción de los costos de esa reivindicación, muy mínima, por cierto, para quienes no la podrán disfrutar porque están bajo tierra o...
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