Faurer. los anarquistas
QUIÉNES SOMOS - QUE QUEREMOS - NUESTRA REVOLUCIÓN
ANTE TODO: ¿QUIÉNES SOMOS?
Se tiene de los anarquistas, como individuos, una idea muy falsa.
Unos nos consideran como inofensivos utopistas, dulces soñadores; nos tratan de espíritus quiméricos, de imaginación extravagante, como si dijeran semi-locos. Estos, dìnanse considerarnos como enfermos que las circunstancias puedenconvertir en peligrosos, pero no como malhechores sistemáticos y conscientes.
Otros nos juzgan de muy diferente manera: piensan que los anarquistas son brutos ignaros, plenos de odio, violentos y dementes, contra los cuales no se sabría preservarse demasiado ni ejercer una represión bastante implacable.
Unos y otros están equivocados.
Si somos utopistas lo somos a la manera de nuestrospredecesores que osaron proyectar en la pantalla del porvenir imágenes en contradicción con la de su época. Somos, en efecto, los descendientes y los continuadores de esos hombres que, dotados de percepción y sensibilidad más vivas que sus contemporáneos, presintieron la aurora aunque estaban sumergidos en las tinieblas.
Somos los herederos de esos hombres que, viviendo en una época de ignorancia, demiseria, de opresión, de fealdad, de hipocresía, de iniquidad y de odio, entrevieron en una ciudad de saber, de bienestar, de libertad de belleza, de sinceridad, de justicia y de fraternidad, y que con todas sus energías labraron para la edificación de esta ciudad maravillosa.
Que los privilegiados, los satisfechos, y toda la secuela de mercenarios y de esclavos interesados en la conservación delrégimen del cual son o creen ser los aprovechadores, dejen desdeñosamente caer el epíteto despectivo de utopistas, soñadores, espíritus extravagantes, sobre los animosos artesanos y los clarividentes constructores de un porvenir mejor; es su misión. Están en la lógica de las cosas.
Hay que reconocer, por otra parte, que sin estos soñadores, cuya herencia hacemos fructificar, sin estos constructoresquiméricos y esas imaginaciones enfermizas -en todas las épocas se ha calificado así a los innovadores y sus discípulos- estaríamos todavía en las edades ha tiempo desparecidas, las cuales nos cuesta trabajo creer hayan existido, ¡tan ignorante, salvaje y miserable era el hombre con ellas!
¿Utopistas porque deseamos que la evolución, siguiendo su curso, nos aleje más y más de la esclavitudmoderna: el salariado, y haya del productor de todas las riquezas un ser libre dichoso y fraternal?
¿Soñadores, porque prevemos y anunciamos la desaparición del Estado, cuya función es explotar el trabajo, quebrantar las iniciativas, avasallar el pensamiento, ahogar el espíritu de rebeldía, poner un dique a los impulsos hacia lo mejor, perseguir a los sinceros, engordar a los intrigantes, robar alos contribuyentes, mantener a los parásitos, favorecer la mentira y la intriga, estimular las funestas rivalidades, y cuando se siente su poder amenazado, lanzar sobre los campos de carnicería, todo lo que el pueblo posee de más sano, de más vigoroso, de más hermoso?
¿Espíritus quiméricos, imaginaciones extravagantes, semi-locos, porque comprobando las transformaciones lentas, demasiado lentaspara nuestro deseo, pero innegables, que impulsan las sociedades humanas hacia nuevas estructuras, edificadas sobre renovadas bases, consagramos nuestras energías en debilitar, para finalmente destruir, la estructura de la sociedad capitalista y autoritaria?
Desafiamos a los informados y atentos de nuestra época, a acusar seriamente de desequilibrio a los hombres que proyectan y preparan ciertastransformaciones sociales.
Insensatos, por el contrario, y no a medias, sino totalmente los que se imaginan interceptar el camino a las generaciones contemporáneas que corren hacia la revolución social, como el río que se dirige hacia el océano; puede ser que con la ayuda de poderosos diques y hábiles desvíos, estos dementes moderen más o menos el curso del río, pero es fatal que éste, tarde o...
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