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A menudo Moore se centra en el contraste entre las frases claramente lejanas del sentido común, en particular en la fase del documental durante la que habla de la guerra en Irak y las imágenes quecontestan a tales frases sin necesidad de ulteriores palabras. Los soldados que se preguntan perplejos por qué motivo no son bien recibidos, continuaciones rápidas de las torturas, usadas a losprisioneros más allá de cada normal sentido común y en base a cualquier convención, es otro de los choques que Moore reserva al público. La irrupción en una casa en llena noche con los fusiles apuntando, ladelicadeza anglosajona de no interesarse mínimamente si el interlocutor entiende al menos lo que esté diciendo, el trato inhumano de los terroristas desencovado por la ira. Todo un conjunto de imágenesque inician a hacer surgir la duda de si será de veras este el género de democracia que el occidente tiene ganas de exportar.
Las entrevistas con los jóvenes del frente son sintomáticas de lacultura que está abriendo paso, no sólo en los Estados Unidos, pero en buena parte del mundo civilizado. La sensación que los soldados creyeran iniciar un juego en la Playstation, tuviera una actitud másconforme a afrontar un nivel de Doom antes que una guerra fue de verdad muy palpable. La necesidad de escuchar música dentro de los tanques, como si se encontraran en la comodidad de su habitación...Pero como todos hemos conocidos, muchos se han quejado, no entiendo por qué motivo, que las noticias con las que Michael Moore ha construido su documental ya sean noticias actuales o de archivo. Esverdad; quien no se limita a mirar los telediarios en TV y a leer las noticias de los periódicos cotidianos nacionales, pero se adentra en algún otro foco de noticias, cito un solo título, Micromega,justo porque casi todas las noticias determinadas en el documental las leí allí, no ha encontrado ocasiones de reflexión ulterior con respecto de cuanto ya supo.
Aún así me pregunto: ¿Y los otros...