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Nada tonto, Juan Pérez entiende que puede sacar provecho de la situación. $3,500 pesos se convierten en su primera tentación para seguir presionandoal Secretario de Economía quien torpemente en una conferencia de prensa habría afirmado que la pobreza ya no existía más en nuestro país. La prensa mismasigue el juego, hasta que el poder aplica todo el peso del garrote. “Como dijera mi General Huerta, no hay quien se resista a un cañonazo de $1,000 pesos”.Sólo que en este caso, el chistecito le costá $15,000 USD al Secretario de Economía.
Sobornado, Juan Pérez calla y se casa con su novia. Se mudan a unacasita a las afueras del D.F., en un lote deshabitado. Pudo más el dinero… pero no por mucho tiempo. Si quieres saber lo demás, ve a verla, aunque teadvierto que el final es muy soso y personalmente me pareció una mamada gigantesca chutarme dos horas de película para que terminara así. Le doy un 7.
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