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1)”DESPUES DEL ALMUERZO”
Después del almuerzo el había querido quedarse en su cuarto leyendo, pero el papá y la mamá fueron casi en seguida a decirle que esa tarde tenía que llevarlo de paseo.
Lo primero que contestó fue que no, que lo llevara otro, que por favor lo dejaran estudiar en mi cuarto. Él iba a decirles otras cosas, explicarles por qué no le gustaba tener que salir conél, pero el papá dio un paso adelante y se puso a mirarlo en una forma que no pudo resistir, le clava los ojos y el siento que se me van entrando cada vez más hondo en la cara, hasta que el joven se pone a punto de gritar y tiene que darle vuelta y contestar que sí, que claro, en seguida. La mamá en esos casos no dice nada y no lo mira, pero se queda un poco atrás con las dos manos juntas, y elmuchacho le ve el pelo gris que le cae sobre la frente y tiene que darse vuelta y contestar que sí, que claro, en seguida. Entonces los padres se fueron sin decir nada más y él empezó a vestirse, con el único consuelo de que iba a estrenar unos zapatos amarillos que brillaban y brillaban.
Cuando salió de su cuarto eran las dos, y tía Encarnación dijo que podía ir a buscarlo a la pieza delfondo, donde siempre le gusta meterse por la tarde. La tía Encarnación debía darse cuenta de que èl estaba desesperado por tener que salir con él, porque le pasó la mano por la cabeza y después se agachó y le dio un beso en la frente. Sintió que le ponía algo en el bolsillo.
-Para que te compres alguna cosa -le dijo al oído-. Y no te olvides de darle un poco, es preferible.
El joven la beso en lamejilla, contento, y paso delante de la puerta de la sala donde estaban el papá y la mamá jugando a las damas. Les dije hasta luego, y después saco el billete de cinco pesos para alisarlo bien y guardarlo en su cartera donde ya había otro billete de un peso y monedas.
Lo encontro en un rincón del cuarto, lo agarro lo mejor que pudo y salió por el patio hasta la puerta que daba al jardín deadelante. Una o dos veces sintió la tentación de soltarlo, volver adentro y decirles al papá y a la mamá que él no quería ir con el muchacho, pero estaba seguro de que acabarían por traerlo y obligarlo a ir con él hasta la puerta de la calle. Nunca le habían pedido que lo llevara al centro, él pensaba que injusto que se lo pidieran porque sabían muy bien que la única vez que le habían obligado apasearlo por la vereda había ocurrido esa cosa horrible con el gato de los Álvarez. Le parecía estar viendo todavía la cara del vigilante hablando con el papá en la puerta, y después el papá sirviendo dos vasos de caña, y la mamá llorando en su cuarto. Era injusto que le pidieran.
Por la mañana había llovido y las veredas de Buenos Aires están cada vez más rotas, apenas se puede andar sinmeter los pies en algún charco. El joven hacía lo posible para cruzar por las partes más secas y no mojarse los zapatos nuevos, pero en seguida vio que a el chiquito le gustaba meterse en el agua, y tuvo que tironear con todas sus fuerzas para obligarlo a ir de su lado. A pesar de eso consiguió acercarse a un sitio donde había una baldosa un poco más hundida que las otras, y cuando se dio cuenta yaestaba completamente empapado y tenía hojas secas por todas partes. Tuvo que pararse, limpiarlo, y todo el tiempo sintió que los vecinos estaban mirando desde los jardines, sin decir nada pero mirando. No quiere mentir, en realidad no le importaba tanto que los miraran (que lo miraran a el chiquito, y a èl que lo llevaba de paseo); lo peor era estar ahí parado, con un pañuelo que se iba mojandoy llenando de manchas de barro y pedazos de hojas secas, tenía que sujetarlo al mismo tiempo para que no volviera a acercarse al charco. Además el muchacho estaba acostumbrado a andar por las calles con las manos en los bolsillos del pantalón, silbando o mascando chicle, o leyendo las historietas mientras con la parte de abajo de los ojos va adivinando las baldosas de las veredas que conoce...