Fe cristiana
La fe en Dios ha animado la vida y la cultura de estos pueblos durante
más de cinco siglos. Del encuentro de esa fe con las etnias originarias
ha nacido la rica cultura cristiana de este continente expresada
DOCUMENTO CONCLUSIVO
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en el arte, la música, la literatura y, sobre todo, en las tradiciones religiosas
y en la idiosincrasia de sus gentes,unidas por una misma historia
y un mismo credo, y formando una gran sintonía en la diversidad de
culturas y de lenguas. En la actualidad, esa misma fe ha de afrontar
serios retos, pues están en juego el desarrollo armónico de la sociedad
y la identidad católica de sus pueblos. A este respecto, la V Conferencia
General va a reflexionar sobre esta situación para ayudar a los fieles
cristianos avivir su fe con alegría y coherencia, a tomar conciencia de
ser discípulos y misioneros de Cristo, enviados por Él al mundo para
anunciar y dar testimonio de nuestra fe y amor.
Pero, ¿qué ha significado la aceptación de la fe cristiana para los
pueblos de América Latina y del Caribe? Para ellos ha significado conocer
y acoger a Cristo, el Dios desconocido que sus antepasados, sin
saberlo,buscaban en sus ricas tradiciones religiosas. Cristo era el Salvador
que anhelaban silenciosamente. Ha significado también haber
recibido, con las aguas del bautismo, la vida divina que los hizo hijos de
Dios por adopción; haber recibido, además, el Espíritu Santo que ha
venido a fecundar sus culturas, purificándolas y desarrollando los numerosos
gérmenes y semillas que el Verbo encarnado habíapuesto en
ellas, orientándolas así por los caminos del Evangelio. En efecto, el
anuncio de Jesús y de su Evangelio no supuso, en ningún momento,
una alienación de las culturas precolombinas, ni fue una imposición de
una cultura extraña. Las auténticas culturas no están cerradas en sí mismas
ni petrificadas en un determinado punto de la historia, sino que
están abiertas, más aún, buscan elencuentro con otras culturas, esperan
alcanzar la universalidad en el encuentro y el diálogo con otras formas
de vida y con los elementos que puedan llevar a una nueva síntesis
en la que se respete siempre la diversidad de las expresiones y de su
realización cultural concreta.
En última instancia, sólo la verdad unifica y su prueba es el amor.
Por eso Cristo, siendo realmente el Logos encarnado,“el amor hasta el
extremo”, no es ajeno a cultura alguna ni a ninguna persona; por el
contrario, la respuesta anhelada en el corazón de las culturas es lo que
les da su identidad última, uniendo a la humanidad y respetando a la
vez la riqueza de las diversidades, abriendo a todos al crecimiento en la
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DISCURSO INAUGURAL DE SU SANTIDAD BENEDICTO XVI
verdadera humanización, en el auténticoprogreso. El Verbo de Dios,
haciéndose carne en Jesucristo, se hizo también historia y cultura.
La utopía de volver a dar vida a las religiones precolombinas, separándolas
de Cristo y de la Iglesia universal, no sería un progreso, sino
un retroceso. En realidad sería una involución hacia un momento
histórico anclado en el pasado.
La sabiduría de los pueblos originarios les llevóafortunadamente a
formar una síntesis entre sus culturas y la fe cristiana que los misioneros
les ofrecían. De allí ha nacido la rica y profunda religiosidad popular,
en la cual aparece el alma de los pueblos latinoamericanos:
– El amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del perdón
y de la reconciliación; el Dios que nos ha amado hasta entregarse
por nosotros;
– el amor al Señor presente enla Eucaristía, el Dios encarnado,
muerto y resucitado para ser Pan de vida;
– el Dios cercano a los pobres y a los que sufren;
– la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de
Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales.
Cuando la Virgen de Guadalupe se apareció al indio san
Juan Diego le dijo estas significativas palabras: “¿No estoy yo
aquí que soy tu...
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