Felipe angeles: un educador en la revolución mexicana
Por. Rigoberto Vela González
INTRODUCCIÓN
“lo que necesitamos es educación, en toda la extensión y fuerza del término; para dar vigor al cuerpo, luz a la inteligencia, bondad al alma; para que podamos trabajar armoniosamente dando garantías a todas las vidas y a todos los intereses.”
En los 33 años que transcurrieron de la primerapresidencia del general Porfirio Díaz en 1877 a la última de sus reelecciones en 1910, la economía mexicana había logrado crecimientos significativos en su Producto Interno Bruto mientras que la población seguía creciendo de manera lenta, lo que significaba una reubicación en el contexto mundial. En el contexto de los preparativos para la conmemoración del centenario de la independencia, Méxicohabía pasado de ser- cuando menos aparentemente- una nación ensimismada en el conflicto permanente y la inestabilidad social para entrar a una larga etapa de estabilidad política y crecimiento económico.
En los periódicos de la época, se expresaba un reconocimiento internacionalmente unánime a la labor civilizadora y progresista del general- presidente Porfirio Díaz. No obstante, elautoritarismo gubernamental de la administración constituía una camisa de fuerza que se deshacía gradual e inevitablemente en las distintas regiones del país; una camisa de fuerza demasiado estrecha para un país que paulatinamente hacia conciencia de su propio crecimiento.
Las manifestaciones más evidentes de inconformidad social se centraban en las aspiraciones de una convivencia más democráticaentre los ciudadanos, la apertura de nuevas posibilidades de ascenso social y político de sectores de la pequeña burguesía agraria e industrial, los requerimientos impostergables de los sectores obreros para lograr mejores condiciones de trabajo, las exigencias de las comunidades indígenas del sur para que se les restituyeran sus tierras arrebatadas por las agroindustrias azucareras y licoreras ysobre todo, la confrontación entre las distintas fracciones de la elite porfirista.
Esta última, se manifestaba en una confrontación más o menos civilizada entre dos grupos que luchaban por ganar espacios dentro de la administración gubernamental: por un lado, el secretario de Hacienda, José Ives Limantour de 54 años, de padre y madre franceses y uno de los principal constructor delcrecimiento económico y por el otro, el general Bernardo Reyes nacido en Guadalajara, con las aportaciones más significativas de la denominada “Paz Porfirista” en el noreste de la República y gran artífice del crecimiento industrial de la ciudad de Monterrey.
Uno de los espacios más importantes de la confrontación se centraba en el sector educativo. En un país donde el analfabetismo superaba al 80%de la población, el Secretario de Instrucción Publica, Don Justo Sierra Méndez, impulsaba un cambio paulatino en la concepción de la educación, la que debería transitar del mero proceso de capacitación y adiestramiento para el trabajo industrial hacia a una nueva educación integral que proporcionara la formación técnica, enriquecida con conocimientos formativos de una cultura universal yhumanista.
Las estrategias educativas de corte positivista eran defendidas por el grupo de “Los Científicos” cuyo principal exponente era el secretario Limantour, que mantenía una clara posición hegemónica en el contenido de los programas de estudio de las instituciones públicas. Los que se convertían paulatinamente, en un campo de confrontación con una emergente generación de intelectuales, entrelos que se encontraban simpatizantes del general Bernardo Reyes, que el 28 de octubre de 1909, se habían agrupado en una organización que denominaron “El Ateneo de la Juventud”.
“Los miembros del Ateneo llamaron a dotar a la educación en México de una visión más amplia, que rechazará el determinismo biológico del racismo y que encontrará una solución al problema de los costos de los ajustes...
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