Femeneidad y masculinidad
En la actualidad, y con el fenómeno de la globalización, se ha formalizado el ingreso de la mujer a la esfera pública (es decir al mundo laboral y educativo) y del hombre a la esfera privada (que significa participar de lacrianza de los hijos y de las actividades domésticas, etc.), inclusive algunas veces se han invertido las funciones, la mujer se volvió proveedora y el hombre amo de la casa... la “liberación femenina” significó para el hombre la oportunidad de volver a ejercer un rol paterno comprometido emocionalmente, y al mismo tiempo para la mujer le significó un doble compromiso: su proyecto de vida personal yel cuidado de una familia, con todo el esfuerzo físico y psicológico que ello implica.
En este sentido, la función prioritaria de la familia posmoderna es la construcción de la autonomía e independencia de cada uno de sus miembros, cuyos roles familiares también se han modificado, todos pueden (o se han visto obligados a) llevar a cabo funciones catalogadas tradicionalmente tanto femeninas comomasculinas. Esta nueva configuración familiar es producto de una transformación en la identidad de cada miembro; en particular, el hombre se enfrenta al reto de ejercer un rol más simétrico como esposo, y una paternidad comprometida, se encuentra ante la disyuntiva de perecer ante patrones heredados y rígidos de lo que significa ser hombre o construir nuevos andamiajes que le ayuden a desarrollarnuevas estrategias para afrontar las situaciones familiares y sociales.
Parecería que una propuesta para hallar un campo fértil para nuevos encuentros entre los géneros sería que tanto hombres como mujeres realicemos una valoración crítica del estado en que nos encontramos, y que podamos seguir avanzando en pos de vínculos más justos y equitativos para ambos. Dado que la incursión activa de lamujer en el campo laboral implicó no sólo su liberación económica sino su independencia y autonomía con respecto a la relación de poder y de pareja con el hombre. Entonces la construcción de una nueva identidad de género, tanto femenina como masculina, requiere de la ayuda y participación de ambos sexos, de la comprensión y tolerancia en la búsqueda de nuevos aprendizajes.La ética postmoderna de laelección se jacta de eliminar jerarquías. Sin embargo, al imponer mundialmente la “trascendencia” de la elección arbitraria, engendra una nueva jerarquía de valores. Coloca el placer por encima del amor, la salud y el bienestar por encima de lo sagrado de la vida, etc. Las nuevas jerarquías expresan una forma de dominación sobre las conciencias, lo que el papa Benedicto XVI, antes de su elección,denominó la dictadura del relativismo. En una dictadura del relativismo, lo que se nos impone es una deconstrucción radical de nuestra humanidad y de nuestra fe a través de un proceso de transformación cultural aparentemente neutro e inofensivo. El relativismo lleva una máscara: es dominante y destructivo. En el pasado, lo que el occidente llamaba “el enemigo” (como, por ejemplo, elmarxismo-leninismo o las dictaduras sangrientas) solía ser algo claramente identificable. Ese “enemigo” utilizaba métodos autoritarios, brutales, como eran la toma del poder por la fuerza, un régimen político represivo. En el mundo postmoderno, el enemigo es indefinido, oculto, descentralizado, sutil, silencioso, global. Sus estrategias son suaves, culturales, informales, internas, operan desde la base. El...
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