Feminismo radical de la segunda ola vs feminismo de la tercera ola

Feminismo radical de la segunda ola Vs. Feminismo de la tercera ola

Durante la década de los sesenta y los setenta del siglo XX tiene lugar la reactivación del pensamiento feminista conocido como “segunda ola”. Este feminismo maduró dentro de la Nueva Izquierda y los movimientos pro-derechos civiles de los afroamericanos. Esta última corriente es muy importante para su nacimiento puestoque, como establece Alicia Puleo (Puleo, 1993): “En su teorización del sexo como categoría social y política, el modelo racial es clave para analizar las relaciones de poder entre hombres y mujeres. Si, como lo había demostrado la crítica al racismo, la relación entre las razas es política, la conclusión será que también lo es la relación entre los sexos”. Así pues, como establece Millet (Millet,1975), el sexismo es tal vez, “un mal más endémico que el racismo”.
Las mujeres, por tanto, optaron por encarar el problema de su concepción como clase universal oprimida y optaron por una práctica del feminismo principal, no en la forma subsidiaria en que venía siendo planteada por la Nueva Izquierda (Amorós, 2005).
Las feministas radicales argumentan que es la institución socialdel género el origen de la opresión de las mujeres. En otras palabras, la causa es el patriarcado.
Ahora bien, ¿es necesario plantearse esta relación desde la política? Como argumenta la autora Kate Millet en su obra Política Sexual (Millet, 1975) “la política es el conjunto de relaciones y compromisos estructurados de acuerdo con el poder en virtud de los cuales un grupo de personas quedabajo el control de otro grupo”. Por lo tanto, es obvio que es necesario plantearse esta situación desde la política.
Podemos establecer que las relaciones de subordinación comienzan gestándose en la familia, como afirma Shulamith Firestone (Firestone, 1985) “la familia y los papeles que implica son un calco de la sociedad patriarcal, a la vez que su principal instrumento y uno de sus pilaresfundamentales”
A raíz de este pensamiento podemos establecer por tanto la existencia de el “tabú del incesto” o la “envidia del pene”. Por tanto, nos encontramos ante la antología madre/ hijo por ejemplo que plantea Elhastain (Elhastain, 1983). En este punto, Mary Dietz muestra que Elhastain no puede construir un argumento teórico que vincule el pensamiento maternal y la práctica social dela maternidad con los valores y la política democráticas. Dietz establece que las virtudes maternales no pueden ser políticas, puesto que están conectadas con una actividad que es especial y distintiva y emergen de ella. Como la democracia es una condición en la que los individuos aspiramos a ser iguales, la relación madre/hijo no puede aportar un modelo adecuado de ciudadanía (Mouffe, 1999)La autora Carol Pateman, por otra parte, centra su discurso en la antología hombre mujer. La ciudadanía según Pateman, es una categoría patriarcal sobre quién es “ciudadano”, qué es lo que hace un ciudadano y cuál es el terreno dentro del cuál actúa, todos hechos construidos a partir de la imagen de varón (Pateman, 1988). Por lo tanto, para Pateman hay dos tipos básicos de individualidad quedeben ser expresados en dos diferentes formas de ciudadanía: los varones como varones y las mujeres como mujeres. El problema es que la categoría de “individuo” aparezca como la forma universal de la individualidad aunque esté basada en el modelo masculino. Las feministas deben denunciar esa falsa universalidad de afirmar la existencia de dos formas sexualmente diferenciadas de universalidad. ParaChantal Mouffe, por tanto, no hay razón para que la diferencia sexual tenga que ser pertinente en todas las relaciones sociales. De hecho, éste es el objetivo de muchas de las luchas feministas (Mouffe, 1999)

En cuanto al feminismo de la diferencia, nos encontramos ante un movimiento encorsetado dentro de la llamada “tercera ola” que surgió a partir de la década de los noventa del siglo...