Fernando Gonzalez Bernáldez, Ecólogo (1933-1992)

Páginas: 7 (1732 palabras) Publicado: 19 de mayo de 2012
Fernando Gonzalez Bernáldez, ecólogo (1933-1992)
Por Benigno Varillas
Primeros de junio de 1977. Llegamos a un prado de La Granja, cerca de Segovia, donde estaba convocada la primera reunión del movimiento ecologista español tras morir Franco. Vadeamos un riachuelo y vimos a lo lejos un hombre sentado en un montículo, a la sombra de un arbusto. A su alrededor, unos jóvenes esparcidos por lahierba escuchaban atentos. Las siluetas se recortaban oscuras sobre la pradera iluminada por el sol. Era la estampa del predicador rodeado de sus apóstoles. “Es Bernáldez, un sabio, profesor de la universidad, que viene a apoyar la reunión con su presencia”, me dijo José Manuel de Pablos, secretario general de la Asociación para el Estudio y la Protección y de la Naturaleza (Aepden), el grupoecologista que había promovido aquel encuentro y la reorganización del ecologismo en la etapa de la transición a la democracia. Así conocí a Fernando González Bernáldez.
Aquella reunión se llamó de Valsaín. El celebrarla allí, con el cielo por techo, era para apoyar, con la presencia de líderes de una treintena de asociaciones de toda España, la lucha para impedir la construcción de un embalse queanegaría parte de este bosque de pinos silvestres de la sierra de Guadarrama, con matas de robledal en la parte baja.
Los discípulos de Bernáldez en la aulas de la universidad se volcaron a finales de los setenta en la lucha ecologista, especialmente en el seno de Aepden. La influencia del profesor fue mas allá del mero respaldo. En innumerables mesas redondas y ruedas de prensa, fuera para pedir laprotección del Monte del Pardo o la recuperación de las cañadas, entre decenas de temas, allí estaba con frecuencia Bernáldez, dando respaldo científico y la cara.
Al contrario que otros colegas, que consideraron un descrédito ver mezcladas las palabras ecólogo y ecologista, a Bernáldez, el dosificado apoyo a la militancia le parecía tan importante como su valía científica. En 1978, invitó al queesto escribe a ser miembro del comité español del programa El Hombre y la Biosfera (MaB) de la Unesco. Sus compañeros, profesores de universidad, creo que no acabaron de digerir aquella heterodoxia de ver sentado a la mesa a un pardillo de 25 años, por muy redactor del diario El País que fuera. Pero Bernáldez tenía claro que había que introducir opiniones nuevas en todos los foros y romper viejosmoldes.
Para él, cualquier ocasión podía ser útil para movilizar a la sociedad hacia problemas que los demás aún no percibían. Así, cuando se celebraron los encuentros juveniles de Cabueñes, en Gijón, en 1984, tras su conferencia convocó a los asistentes a una reunión en las praderas de la Universidad Laboral, al margen de los actos allí organizados. De nuevo sentados en un césped alrededor deBernáldez. Esta vez su misiva era sobre los olivares. En las negociaciones para la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea, se planteaba arrancar dos millones de olivos. Había redactado un manifiesto para protestar y aprovechó la concentración de ecologistas en Cabueñes para que lo firmaran. En 1980 publiqué en El País un reportaje sobre el problema de los pesticidas. Llamóentusiasmado: “Sí señor, eso es periodismo de investigación”. Telefoneaba para infundir ánimos o lanzar llamadas del tipo: “Este asunto es una barbaridad ambiental que no se puede consentir, hay que impedirlo” y daba datos para que apareciera en la prensa información sobre la tala de una dehesa o la destrucción de un río. La fuente era entonces secreto profesional. Hoy, por desgracia, puede revelarse,aunque él continuaría pidiendo discreción, en su afán de no ponerse flores.

La etapa en la Administración
Bernáldez era modesto por naturaleza, pero aceptaba los retos sin temor a que sus enemigos pudieran confundir compromiso con afán de protagonismo. Así que cuando fue al despacho de la recién nombrada directora general de Medio Ambiente del primer gobierno socialista de 1982, Concha Sáenz,...
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