Fernando savater - el gran fraude

Páginas: 7 (1539 palabras) Publicado: 17 de marzo de 2012
El gran fraude Fernando Savater El País, 26/11/2003 Que una Constitución, como cualquier otro texto legal, está lejos de la perfección e incluso se parece más bien al mero apaño entre deseos contrapuestos y miedos que se cortocircuitan... es cosa sabida. Lo cual no la invalida ni poco ni mucho, sino que, por el contrario, apunta el camino por el que llegará a ser válida. No es una máquinaperfecta que funciona sola, a despecho de nuestras pasiones, sino que exige tracción animal, quiero decir humana: es un yugo para los que quieren abrir surcos y sembrar juntos, algo que pesa, reúne e incita. Completamente superflua, sin embargo, para quienes sólo sueñan con dormir en el establo o con arramplar al menor descuido y cada cual por su lado con la cosecha ajena. Tal es la paradoja del asunto:la Constitución es fragua de ciudadanos, pero también es la determinación de los ciudadanos lo único que puede fraguar y refrendar su eficacia. De Maurice Sachs, escritor bohemio y perdulario, cuentan que cuando no tenía dinero ni posibilidad de afanárselo a los amigos solía llenarse los bolsillos con abundantes tiras de papel higiénico; de vez en cuando metía la mano, lo sobaba y apretaba,haciéndolo crujir, y comentaba que ese rumor vagamente billetesco le devolvía la confianza en sí mismo... De semejante modo, a veces los españoles palpamos la Constitución para tranquilizarnos cuando suena a efectivo de curso legal, olvidando que hace falta algo más que picardía y ocasionales sablazos para respaldar su valor. Venticinco años después de su proclamación, lo que precisamente falta a laConstitución española es eso: un apoyo cívico decidido, político y argumentado. Que en algunos aspectos podría ser oportunamente reformada (el Senado, por ejemplo) es cosa evidente: pero lo más urgente no es ahora cambiar la Constitución para que se acomode a la realidad, sino corregir nuestra realidad para que se acerque de nuevo a los parámetros constitucionales. Porque es la realidad cotidiana laque se va haciendo inquietantemente anticonstitucional, mucho más de lo que pueda hacerse "irreal" la Constitución. Se pierde o atenúa en aspectos laborales, educativos, inmobiliarios, etcétera, la dimensión social que es desde el principio uno de los dos pilares de nuestro Estado de derecho (ya en el artículo primero de la Carta Magna se le reconoce como "social y democrático"), hasta el punto deque muchos ciudadanos -sobre todo jóvenes- se desvinculan con indiferencia de lo que sólo ven como una mentira piadosa en lugar de reivindicarlo como un solemne compromiso. Y sin duda está en grave crisis la propia idea de un país plural pero unido, radicalmente distinto de una yuxtaposición de guetos basados en etnias o ventajismos económicos, mientras la mayoría de los ciudadanos parecen haberolvidado que tienen derechos y deberes políticos respecto a todo su territorio y no sólo al lugar en el que ocasionalmente viven o han nacido. De las quiebras sociales del modelo constitucional en su aplicación cotidiana protestan, con mayor o menor acierto y contundencia, relevantes figuras de la intelectualidad progresista; por el contrario, en lo referente a la necesaria unidad nacional, hacedécadas que reina una gran confusión e incluso se consiente el mensaje de que es una noción sospechosa, represiva, ultraderechista, etcétera, lo que ha ido convirtiendo a los nacionalismos disgregadores, insolidarios y excluyentes en opciones simpáticas y hasta beatificadas por lo políticamente correcto. Este conformismo ideológico, que tanto ha beneficiado a las fuerzas más anticonstitucionalmenteregresivas, me parece el gran fraude perpetrado durante los últimos veinticinco años contra nuestra ley de leyes. Ahora, ante el auge de los nacionalismos asilvestrados que pueden llegar a convertirnos en algo así como los Balcanes del oeste europeo y cuyo exponente más alarmante es el plan Ibarretxe, han prosperado entre quienes colaboraron en tal fraude dos posturas no menos fraudulentas....
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