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Páginas: 7 (1554 palabras)
Publicado: 15 de abril de 2013
ACTO I
CUADRO II
(Interior del palacio del Inca. Cusi Coyllur llora. Su madre Coya la consuela).
COYA: ¿Por qué lloras, hija mía? Tú que eres la imagen del mismo Sol? ¿Por qué se ha eclipsado en tu rostro la felicidad? ¡No sabes cuánto me aflige tu infortunio...!
CUSI COYLLUR: ¡Ay, princesa! ¡Ay, madre mía!
COYA: Contesta a mis preguntas. ¿Has amado a Ollantay? ¿Has sido sucompañera? Dime, ¿Has elegido a ese hombre por esposo? Respóndeme sin temor, hija, y no llores.
CUSI COYLLUR: ¡Cómo no he de llorar Mi amado, mi protector, aquél que cuidó mi niñez, me ha olvidado... ¡Ay, madre mía! ¡Ay, princesa!...
COYA: Desahoga tu corazón, hija...
CUSI COYLLUR: Desde que lo perdí, la luna se vistió de luto y el sol se oscureció como si estuviera cubierto de ceniza. Una nubetempestuosa anunció mi pesar y la estrella del amor se fue apagando. Todos los elementos han perdido su belleza. El universo ha muerto... ¡Ay, madre! ¡ Ay, princesa! ¡Ay, amor!...
COYA: ¡Ah, pobre criatura! (Temerosa) . Enjúgate los ojos, límpiate el rostro... Mira a tu padre que llega...
(Entra el Inca Pachacútec) acompañado de su séquito. Al ver a su hija, que se pone en pie y va hacia él, sedetiene y la acoge amoroso en sus brazos).
PACHACÚTEC: Cusi Coyllur, corazón de mi corazón, flor de mis hijos, escogida entre todos, ven, reclínate en mi pecho, descansa en mis brazos, amanece en mis ojos, brilla en mí como una profunda lágrima dorada. En ti resplandece la inocencia. Cuando tus labios se entreabren, todo se purifica con tu aliento. Sólo tú eres de tu padre y, mirándome tú, todolo que es la vida y la muerte viene a mí. De tus ojos nace la dicha perdurable...
CUSI COYLLUR: (Cae sollozando a los pies de su padre) Oh, padre querido, postrada a tus pies te adoro y te pido protección para que mis penas se ahuyenten.
PACHACÚTEC: ¡Tú a mis pies! ¿Cómo es posible? Levántate y dime por qué sufres...
CUSI COYLLUR: Lloro como lloran las flores el rocío que el sol disipacon su presencia. De igual manera, señor, tu compañía secará mis lágrimas.
PACHACÚTEC: Para ti sólo tengo ternura. Haré venir músicos para que te alegren sus canciones. (A un siervo) Di a los músicos que entren.
(Entran músicos que entonan una canción triste. Padre e hija escuchan silenciosos hasta que ésta conmovida, interrumpe).
CUSI COYLLUR: ¡Oh, basta! ¡Basta! ¡Mis ojos se vuelvenmanantiales de llanto!
PACHACÚTEC: ¿Qué te sucede?
CUSI COYLLUR: Nada, padre mío... Permíteme, señor, que me retire. Las labores del gobierno te reclaman.
PACHACÚTEC: Desespero de no poder consolarte, hija querida. ¿Qué es lo que no quieren decir tus labios?
CUSI COYLLUR: No debo ahora distraerte con mis confidencias, señor. Los nobles vienen hasta ti por tu consejo y es necesario que los escuches.(Sale antes de que él pueda detenerla)
(Aparecen Ollantay y Rumi Ñahui).
PACHACÚTEC: Oh, nobles, ha llegado el tiempo propicio para que el ejército salga con dirección al Collasuyo, pues Chayanta está listo para caer sobre nosotros.
OLLANTAY: Pero ¿Cómo se han de sostener esos cobardes? El Cusco y sus montañas se arrojarán sobre ellos. Ochenta mil soldados, atentos al sonido del huáncar y delpututo, los aguardan. En cuanto a mí, tengo apercibidads las armas.
PACHACÚTEC: No es bueno precipitarse, Ollantay. Trataremos primero de persuadirlos. No olvides que entre ellos hay muchos que aman demasiado su sangre.
OLLANTAY: Chayanta ha tomado precauciones que denuncian cobardía. No ha querido salir mientras los caminos no se hallaran despejados. Ya que somos muchos los que estamos prontosa destruirlos, déjanos partir.
PACHACÚTEC: Si tan débil se muestra el enemigo, ¿por qué comportarse como si se tratara de una feroz serpiente? No; primero los atraeréis con dulzura, sin derramar inútil sangre, sin dar muerte a nadie.
OLLANTAY: Si así lo ordenas, así se cumplirá, ¡Oh, Inca!
PACHACÚTEC: Id, entonces.
OLLANTAY: (Vacilante) Todo está dispuesto, señor... pero mi pecho tiembla...
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