Fetichismo

Fetichismo – 1927
En el curso de los últimos años vi hombres cuya elección de objeto estaba determinado por un fetiche. Los adeptos del fetichismo, aunque lo recononcen como anormal, solo raramente lo consideran como un síntoma patológico. Por lo común, están muy conformes con el mismo y aun elogian las ventajas que ofrece a su satisfacción erotica. El fetiche aparecia en mis casos como una meracomprobación accesoria. La explicación analítica del sentido y el propósito del fetiche demostró ser una y la misma en todos los casos. Se revelo de manera tan inequívoca y me pareció tan categorica que estoy dispuesto a admitir su vegencia general para todos los casos del fetichismo. El fetiche es el sustituto del falo de la mujer (de la madre), en cuya existencia el niño pequeño creyo y al cualno quiere renunciar. El proceso transcurrido consiste pues, en que el niño rehusa tomar conocimiento del hecho percibido por el de que la mujer no tiene pene. No, eso no puede ser cierto, pues si la mujer esta castrada, su propia posesión de un pene corre peligro y contra ello se revela esa porción del narcisismo con que la provisoria naturaleza ha dotado justamente a dicho órgano. La situaciónque consideramos revela por el cnotrario, que la percepción se ha conservado y que se ha puesto en juego una acción sumamente energica para mantenerla repuediada (denegada). No es cierto que el niño después de la observación que ha hecho en la mujer, mantenga incolumne la creencia en el falo femenino. La consera, pero también la abandona, en el conflicto entre el peso de la percepción ingrata y elpoderío del deseo opuesto llega a una transacción tal como solo es posible bajo el dominio de las leyes del pensamiento icc, o sea, de los procesos primarios. En el mundo de la realidad psíquica la mujer conserva, en efecto, un pene, a pesar de todo, pero este pene ya no es el mismo que era antes. Otra cosa ha venido a ocupar su plaza, ha sido declarado en cierto modo, su sucedáneo, y ahoraheredero del interés que antes había estado dedicado al pene. Este interés, empero, experimenta todavía un extraordinario reformazamiento, porque el horror a la castración se eirge a si mismo una especie de monumentao al crear dicho sustituto. Como estigma indeleble de la represión operada conservese también la aversión contra todo órgano genital femenino real, que no falta en ningún fetichista.Adviértase ahora que función cumple el fetiche y que fuerza lo mantiene: subsiste como un emblema del triunfo sobre la amenaza de castración y como salvaguardia contra esta, además le evita al fetichista convertirse en homosexual, pues confiere a la mujer precisamente aquel atributo que la torna aceptable como objeto sexual. El fetichista halla aun otras ventajas en su sustituto de los genitales. Losdemás no reconocen el significado del fetiche y, por consiguiente tampoco se lo prohíben, le qeuda fácilmente accesible, y la gratificación sexual que le proporciona es asi comodamente alcanzada. El fetichista no halla dificultad alguna en lograr lo que otros hombres deben conquistar con arduos esfuerzos. Es posible que entre los multiples factores coadyuvantes aun no hayamos reconocdo aquellos quedeterminan los raros desenlaces patológicos, por lo demás, debemos darnos pro satisfechos si logramos explicar que ha sucedido, y bien podemos dejar por ahora a un lado la tarea de explicar por qué algo no ha sucedido. Cabria esperar que los órganos y los objetos elegidos como sustitutos del falo femenino ausente fuesen aquellos que tmabien en otras circunstancias simbolizan el pene. Elestablecimienot e un fetiche se ajusta a cierto proceso que nos recuera la abrupta detención de la memoria en las amnesias traumaticas. En el caso del fetiche el interés se detiene, por asi decirlo, en determinado punto del camino: conservase como fetiche, por ej, la ultima impresión percibida antes de la que tuvo carácter siniestro y traumatico. Asi, el pie o el zapato deben su preferencia total o...