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herederas ambas obras de los viajeros medievales. Colón pensó que en el delta del Orinoco
estaba el Paraísoterrenal y encontró una de las islas fabulosas de las que se hablaba en su
tiempo, la Antilla, prototipo del Paraíso, que se hacía invisible a los navegantes y aparecía en
cartas de marearmedievales al oeste de las Canarias y de las Azores, y cuyo recuerdo se perpetuó
en el Caribe. Durante los siglos siguientes, de acuerdo con Luis Weckmann, los españoles
buscaron en el Nuevo Mundo la“confirmación de la existencia de lo maravilloso” (28) que
habían aprendido y leído en las autoridades antiguas y medievales. Querían encontrar seres
imaginarios como amazonas y gigantes, sirenas ygrifos; el padre Tello afirmaba que en Tlala
había veintisiete gigantes con tres mujeres que para su dieta requerían de cuatro niños asados y
una fanega de maíz diariamente. Estas historias formabanparte de la mentalidad de los
conquistadores y misioneros que alguna vez leyeron, en Juan de Mandavila, sobre animales
monstruosos y hombres con cola o con cabeza de perro, los cinocéfalos, quequedaron esculpidos
en la fuente del convento franciscano de Tepeaca; en las selvas amazónicas buscaban a los de un
solo pie, tan grande que les servía de sombrilla y Fray Marcos de Niza creyó verrebaños de
unicornios en Nuevo México. Los confines de la Nueva España, las penínsulas de Yucatán y Baja
California albergaron también gigantes y sirenas, según algunos testimonios, e incluso alhombre
salvaje de la imaginería medieval, de quien se decía que era un guardián de un palacio de Mérida, y
que quedó esculpido en los capiteles de la fachada de la Casa de los Montejo, construidaantes de
1559.2
Todos estos ejemplos que conforman lo maravilloso medieval, que los conquistadores,
cronistas y misioneros aprendieron de las autoridades clásicas y medievales se encuentran...
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