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“Desarrollo sostenible” y “sostenibilidad” se han convertido en términos de moda y políticamente correctos a costa de desvirtuarsus contenidos críticos, incluidos los que implican la definición que encabeza este artículo y los principios de la declaración de Río de Janeiro de 1992, referentes comúnmente utilizados cuando sealude a dichos conceptos. La creciente reducción del desarrollo sostenible a sus dimensiones ambientales, tanto en el ámbito del discurso político como en el de muchos movimientos del activismoambiental, hace caso omiso de las dimensiones éticas, políticas, sociales, económicas y culturales de la sostenibilidad, con la consecuencia de obstaculizar las alternativas para la construcción desociedades política, social, económica y culturalmente equitativas y, por tanto, “sostenibles” en su sentido genuino.
En los últimos años ha crecido la sensibilización en relación con los problemasambientales. Sin embargo, mientras no seamos conscientes de la relación entre los problemas ambientales y la necesidad de cambios cualitativos profundos en el actual modelo económico, político y social, esta“sensibilización” es un maquillaje que no ataca las raíces del problema y, por tanto, no es nada más que, en el mejor de los casos, un paso preliminar para su solución.
El imperio del mercadogenera explotación de la fuerza de trabajo, crisis económicas estructurales, injusticia social, corrupción política, pérdida de la diversidad cultural y degradación ambiental. Las políticas económicasdenominadas neoliberales (que no tienen nada de “liberales” dado su carácter oligopolista y monopolista) impulsadas por los gobiernos (ya se autodenominen de derechas, de centro o de izquierdas) no...
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