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Mr. Hundert se reencontró de nuevo con Sedgewick Bell y toda la demás generación, y él pensaba que Bell, verdaderamente, había cambiado. Pero se dio cuenta Bell seguía siendoel mismo mentiroso, tramposo y deshonesto joven de hace 25 años atrás, pues cuando llegó el día de la competencia con los pasados competidores, pudo observar que Bell llevabapuesto un micrófono en el oído, en donde, seguramente, le estaban djfxkhdkcjllfimñopririousidictando las respuestas. Mr. Hundert hizo lo mismo que hace 25 años atrás: cambió elorden de sus preguntas y le preguntó a Bell una pregunta que no le podrían pasar por el pequeño micrófono, pues no se encontraría en todos los libros que el asistente de Bellbuscase. Esta pregunta era explicar quién era Sjgfiuklzsjickxljoxñfimzdsdfniooihdihdsihutruk-Nahunte (la persona que hablaba la placa en el fondo del salón de 25 años atrás),un rey que se fue olvidando a lo largo de la historia, pues no hizo algo grande que quedara marcado en la historia, y hoy en la actualidad nadie sabía siquiera su nombre. Fueasí que Bell perdió por segunda vez.
Al finalizar el concurso, Mr. Hundert se sintió peor como hace veinticinco años atrás. Sintió que les falló como maestro, y más porquenunca le dio el valor a un alumno que era mejor que Bell: éste era Martin Blythe, que se quedó en el cuarto lugar y no pudo entrar al concurso del “Sr. Julio Cesar” de veinticincoaños atrás.
Mr. Hundert se sintió culpable, por lo que fue a contarle todo a Martin, que se encontraba presente, y a pedirle disculpas; después fue con Bell y le dijo que nole contaría a nadie de lo que había hecho, de que era un mentiroso, pero cuando se viera al espejo ya de viejo, vería quien era, y ambos se llevaron una grande shdfiodslsid