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Tu pdv.
Me hallaba poniéndome el uniforme cuando sus gritos me sorprendieron, el primer día en nuestro último año de clases, tan animado y despierto como siempre, aunque en sus ojos casi inexistentes percibieras lo contrario. Mi mejor amigo Kim Sunggyu me esperaba en el salón de mi casa, como no, mi madre había preparado el desayuno para él y no para mi, a veces pienso que ella hubiesepreferido que Sunggyu fuese su hijo y no yo, siempre comparándolo conmigo, obviando las buenas notas que saca y afirmando que no entiende que nunca nos separemos el uno del otro si somos tan diferentes, refiriéndose claramente a que yo soy un desastre y el es perfecto. Cuando bajé mi madre estaba saliendo por la puerta, ella no dijo nada, era así de distante conmigo desde que mi padre falleció, yonunca me quejé, no podía comprender el dolor que ella sentía después de eso, supongo que sería como si mañana Sunggyu desapareciera de mi vida. Aunque no es como si fuésemos un matrimonio, simplemente no puedo comprender el dolor de mi madre.
De repente un ruido me alejó de mis pensamientos, entré en la cocina y allí vi a aquel patoso hámster intentando limpiar su leche con cacao derramada por todoel suelo a toda prisa antes de que yo llegara y descubriera el desastre, ha fallado.
Me agaché junto a él, me dispuse a arrebatarle el trapo pero, sin yo esperármelo el aparto mi mano, hizo que me levantara y me obligo a sentarme en la mesa donde me esperaba mi leche calentita con un par de galletas.
-_________- me habló por detrás de mi hombro- tómate tu desayuno, limpiaré el desastre, yomismo lo he causado.
Pude sentir que sonreía en mi cuello y después se alejaba a coger la fregona. Cuando terminó de limpiarlo yo ya había terminado mi leche, no comí las dos galletas, en vez de eso, me guardé una en el bolsillo de mi uniforme. Llevé mi taza hasta el fregadero, cogí mi mochila y me dirigí hacia la puerta principal donde Sunggyu estaba esperándome.
No recuerdo un solo día declases, sin contar los festivos u ocasiones en los que alguno de nosotros se encontrase mal, en el que Sunggyu no viniera a buscarme a casa para que caminásemos juntos, eran tan solo quince minutos. Esta mañana no hablamos mucho, supongo que los nervios por saber en que clase estaríamos, o si habría compañeros nuevos, profesores todavía peores que los de los cursos anteriores, ya sabéis, lo típicodel primer día, nos lo impedían. Pero de repente yo recordé la galleta que tenía en mi bolsillo a modo de desayuno para el tonto de Sunggyu.
-¡Ei! Toma. – introduje la mano en mi bolsillo para sacar la galleta y ofrecérsela a mi amigo de la infancia.
-Eres la mejor, sabía que no te olvidarías de mi- tomó la galleta y me lo agradeció con una sonrisa, cuando sonríe sus ojos empequeñecen todavíamas y lo hacen verse achuchable a mi parecer.- Toma- me ofrecía parte de la galleta.
-Pssst ¿Cómo ibas a saberlo listillo? No gracias, yo ya estoy llena, además, debo guardar mi línea.
-Repito eres la mejor- plantó un beso en mi mejilla y salió corriendo hacia el grupo de chicos con los que suele quedar desde que entramos en la preparatoria, inseparables.
Yo también me alejé en la direccióndonde había visto a mi mejor amiga, todavía sintiendo el calor del beso fugaz de Sunggyu en mi mejilla, sonriendo tontamente… En realidad desde muy pequeños cuando me agradece algo se dedica a acariciar mi mejilla, mi cabello, o incluso darme un pequeño beso, en la mejilla claro. De lo que él no es consciente es de lo que esos actos tan simples suyos causan en mí. Sunggyu todavía sigue estancado enaquella época en la que éramos un niño y una niña que incluso de duchaban juntos ¡Agh mamá qué vergüenza! Pude sentir como subía el calor a mis mejillas a causa de ese pensamiento.
-¿Qué tal ______? ¿Te parece si vamos a ver las listas de alumnado para ver con quién nos ha tocado compartir aula este curso?- mi mejor amiga me distrajo de lo que estaba pasando por mi mente- ojalá estemos...