Ficciones conectadas: Flaubert y Mellville


Ficciones conectadas
Los mundos ficcionales son realmente un caso curioso dentro del abanico de creaciones del hombre. Y es que pueden llegar a obsesionar a los que disfrutan de estos mundos, pueden llegar a hacer que las personas crean cosas que no son, malinterpreten y hasta tergiversen la realidad en la que viven fusionándola con la ficción queadmiran. Este es el caso de Emma Bovary y otros tantos menos sonados a lo largo de la historia. Hay que decir que esos otros tantos no son pocos y que ya han hecho de las suyas. Por ejemplo, aquellos que, buscando algo nuevo que aportar de Gustave Flaubert, hicieron (y hacen) creer al mundo que en algún momento en su lecho de muerte Flaubert llegó a anunciar a los presentes que Madame Bovary eraél. “La cita Madame Bovary, c’est moi no se encuentra ni en la Correspondencia ni en las obras de Flaubert. Figura en nota del libro de René Descharmes, Flaubert. Sa vie, son caractère et ses idées avant 1857, Ferroud, 1919, p 103” (Paredes, párr. 16.) Obviamente, ya no hay posibilidad real de saber si Flaubert dijo realmente eso, sólo queda creer (o no) en el juicio de Descharmes.
“Se ha repetidotanto lo de « Emma soy yo » que recordar una vez el hilo enredado de la atribución es arena en el ciberocéano: Flaubert le habría dicho a Bosquet quien se lo habrá dicho a De Launay quien se lo comunicó a Descharmes. Ese es el ingenioso invento, hasta ahora longevo y fertilísimo, de don René.”Id. párr. 30
Esta afirmación está alejada de las verdaderas palabras del autor de tantas obras (quequizá ni siquiera dijo nada antes de morir) y, sin embargo, de esta mentira que se ha expandido tanto me parece que se descubre un poco, por ahí, por las costuras, la verdadera naturaleza del autor de Madame Bovary. Considero que Gustave llevó sus obsesivas ganas de artificio hasta los límites de su propio carácter.
Cuando por cualquier cosa menos coincidencia leí Bartleby, el escribiente deHerman Melville muy cerca (en el tiempo) de Madame Bovary y el grupo de autores “flaubertianos” (Vargas Llosa, Julian Barnes, el mismo Alberto Paredes) lo primero que pensé del normando es que quizá él era algo ‘bartlebyano’, una persona taciturna y deprimida... Al principio dije que los mundos ficcionales pueden llegar a obsesionar a las personas. Los mundos tan bien creados por Flaubert le han dadouna fama que ya tuvo cuando estaba vivo y han obligado a que cientos de ensayistas, críticos, historiadores y biógrafos cometan la ‘locura’ de leer correspondencia ajena. Y es que aparte de la riquísima fuente que es Maxime du Camp están las muchas cartas de Flaubert a sus amigos y amante. En estas cartas, que, en este caso cito de El loro de Flaubert de Julian Barnes. El francés confiesa muchasveces su descontento con lo que lo rodea “la vida es una cosa horrible, ¿no crees? Es como una sopa en la que flotan muchos pelos, y que no hay más remedio que comerse” (42). También muestra descontento con el progreso mostrado en la creación del ferrocarril “¿qué sentido tienen los avances científicos si no hay un avance moral?” (132). Esto, sumado a su actitud ermitaña en su habitación, su autodenominación de “oso” hibernante en su madriguera y, ¿Por qué no decirlo?, El aspecto con que me imaginé a Bartleby en principio (con bigotes largos y caídos)me hicieron pensar que Flaubert disfrazaba con ironía y burlas una estado de depresión latente que quizá en algún momento pudo costarle la vida como le costó a Bartleby. Los relacioné como seres negativos y no-dinámicos o como dice Vila-Matasen su Bartleby y compañía “seres del no” (Vila-Matas. 2000). Sin embargo, hay una frase clave en la obra de Melville que evitó que este escrito fuera solamente una correlación directa entre un autor (Gustave Flaubert) y un personaje (Bartleby). Y es que los dos personajes (porque Flaubert ya se convirtió en uno) son casos particulares dentro de lo que son. “¿Qué se propone, Bartleby? –Exclamé-...