Ficciones del paisaje

LAS FICCIONES DEL PAISAJE.
I
Me preguntaba si acaso me convertí en un dios, mas nunca obtuve respuesta. Solo veo a las formas y los colores danzar en el vacio del espacio y posesionándose de la nada. “Un nuevo Edén me ha abierto sus puertas para que yo entre con benevolencia a mi propia obra.
En ese breve momento, una última pincelada se me escapó subrepticiamente, y cuando intentodetenerla me arrastra a su podredumbre. Mi pregunta anterior estaba resuelta: no podía ser un dios porque ellos no pierden el control de sus acciones.
Atemorizado y con los ojos cerrados; no sé por cuánto tiempo floté en la lozanía de un viento que apenas daba su primer respiro y me lleva como fugaz prisionero a un paraíso subvertido.
Lanzo un grito de dolor cuando caigo al suelo sacudidopor el golpe en la espalda, y escucho su propio eco; un sonido hueco y vacio que anuncia el miedo que me ha invadido. Me muerdo los labios para mitigar el dolor de tal suplicio.
No quiero abrir los ojos. Siento que esto es una ilusión y con mi mirada podría destruirla, pues tiempo atrás he venido imaginando hacer un viaje a un lugar desconocido donde nunca haya estado nadie, y parece que hoylogré mis propósitos.
Levantado de la caída, camino a ciegas indefinidamente; tropiezo y mis piernas no se sostienen bien, aun así no deseo abrir los ojos a pesar que me invada la curiosidad. ¡No! Aunque afuera se miraba hermoso este lugar, no concibo vivir en él.
El ambiente incita a la contemplación enviándome aromas que incitan al olfato con una desesperación desbordante y con sonidosarmónicos que provocan la rebelión del pensamiento. Me llaman a revocar mi decisión. Mis pupilas comienzan a brillar contra mi voluntad.
¿Por qué no puedo luchar contra esta quimera? Desearía regresar a casa en este instante.
Inevitablemente; abrí los ojos y no pasó nada. Todo era quietud y parecía real y palpable.
Claramente miraba ese valle verde, de frescura virginal yensoñaciones campestres, adornado por una montaña lapislázuli que se distingue a lo lejos, de cuyo centro emerge un lago límpido y cristalino, donde se reflejaba el solsticio de verano, iluminando todo el paisaje. El horizonte me pareció interminable y equidistante en cada uno de sus puntos, como si varios mundos dispersos unieran aquella tierra.
Admirado de tanta grandeza, voy recorriendo la periferiadel lago que poco a poco va plasmando una nueva estampa. Es placentero que tu propio retrato te haga ver que la irrealidad deja de ser un sueño; en un momento exacto y paradójico de sorpresa y estupor.
Por esa razón se me desbordan unas ganas indómitas de bañarme en aquellas aguas supramundanas. Rápidamente comienzo a desvestirme con suma maestría, que ni siquiera me interesaba lo que pasasecon mis ropas pues tengo la certeza de encontrarme solitario y me arrojo al agua.
Ah, es tan tibia y relajante, me hace muy bien, pues siento que el alma se mueve eufórica en su epicentro, desbordada por un inusitado paroxismo que jamás había podido darle.
Sin pensarlo he descubierto el lugar de la felicidad, donde nunca más volveré a sufrir como lo vengo haciendo todos estos años, desdeque recuerdo; mi baño en lago era el único contacto con la alegría, y creo que al salir de él me esperaba otra de mayor intensidad.
He salido de las aguas, me acuesto sobre el pasto fresco y satisfecho, ya me decidí a habitar ese lugar por un largo tiempo de años viejos y meses nuevos.
Sin embargo; tal vez lo que salió del lago no fui yo, sino mi segunda persona –el alma-, ya queobservé como una silueta que no distingo a simple vista da otra pincelada similar a la primera tratando de crear una imagen que yo hace mucho tiempo he venido bosquejando en mi amorfa conciencia.
Un fogonazo de colores se expande rápidamente, transformando el claroscuro en una dimensión multicolor. Los tonos varían ascendentemente del blanco hacia el negro y me transforman en el único espectador...