El tumulto trastocaba la cabeza para admirar los rostros pálidos que tenían de semillas color azul incrustadas en las cavidades. Saboreaban la bellezafluyente de un celeste-sombrío, porque detrás de ese pigmento natural había un peculiar ver. Cada paso que daban polemizaban un espectáculo para los que seperdían descubriendo la clave para obtener un par de ojos del mismo tipo. En cambio yo, volteaba para otro lado al saberme no reflejada en los palpitantescontornos de las pupilas. Era cuando las cuestiones me invadían el cráneo, ¿los de ojos azules querrán tener ojos cafés? El cielo azul, la tierra café, ¿la tierraquerrá el azul del cielo y el cielo el café de la tierra? Ningún dictamen se me consentía. Fue sino hasta la tarde en que revoloteaban dos niños muydiscrepantes, el primero de ellos tenía una tez de piel morena, sus fanales en cambio eran tan claros como el agua acumulada. Sonreía brincaba y se me acerco parapedirme un dulce, se lo di afablemente. Detrás del primer niño había otro con una dermis blanco casi transparente y una vista café como la cascara de losarboles. Les pregunte ¿Cuál es el misterio de los ojos azules? A lo que ellos respondieron “ninguno que no se pueda resolver con un poco de creatividad”.Entonces trate de ir al fondo de sus palabras para crear una vasta explicación base acerca del acontecimiento que vi en los dos pequeños, concluí en un métodoquimérico pero razonable para resolver al nombrado problema, por el idioma, raza, religión y todos los modelos aceptados en los que nos clasificamos.
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