filósofos
¿Estaríamos ya liberados de esos dos largos siglos donde la historia de la sexualidad
Debería leerse en primer término como la crónica deuna represión creciente? Tan poco, se
Nos dice aún. Quizá por Freud. Pero con qué circunspección, qué prudencia médica, qué
garantía científica de inocuidad, y cuántas precauciones para mantenerlotodo, sin temor de
"desbordamiento", en el espacio más seguro y discreto, entre diván y discurso: aún otro
cuchicheo en un lecho que produce ganancias. ¿Y podría ser de otro modo? Se nos explicaque si a partir de la edad clásica la represión ha sido, por cierto, el modo fundamental de
relación entre poder, saber y sexualidad, no es posible liberarse sino a un precio
considerable: haríafalta nada menos que una trasgresión de las leyes, una anulación de las
prohibiciones, una irrupción de la palabra, una restitución del placer a lo real y toda una
nueva economía en los mecanismosdel poder; pues el menor fragmento de verdad está
sujeto a condición política. Efectos tales no pueden pues ser esperados de una simple
práctica médica ni de un discurso teórico, aunque fueseriguroso. Así, se denuncia el
conformismo de Freud, las funciones de normalización del psicoanálisis, tanta timidez bajo
los arrebatos de Reich, y todos los efectos de integración asegurados por la"ciencia" [12]
del sexo o las prácticas, apenas sospechosas, de la sexología.
Bien se sostiene este discurso sobre la moderna represión del sexo. Sin duda porque
es fácil de sostener. Lo protegeuna seria caución histórica y política; al hacer que nazca la
edad de la represión en el siglo XVII, después de centenas de años de aire libre y libre
expresión, se lo lleva a coincidir con eldesarrollo del capitalismo: formaría parte del orden
burgués. La pequeña crónica del sexo y de sus vejaciones se traspone de inmediato en la
historia ceremoniosa de los modos de producción; su...
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