filosofando
Nefilims&Wizards Página 149
Antes de que pudiera decir algo en respuesta, la mano de Jace se deslizó en las suya. -Voy a ir contigo.- dijo- No he dormido bien. Él cabeceó en dirección a Sebastian.- Te veré para la cena. Sebastian no dioninguna respuesta. Se estaban yendo cuando Sebastian llamó: -Clary. Ella giró, dejando su mano en la de Jace- ¿Qué? -Mi bufanda.- Él extendió su mano. -Oh. Cierto- Dio unos pasos hacia él, tirando con, nerviosa, con sus dedos del pañuelo anudado en su garganta- Después de un momento de verla, Sebastian hizo un ruido impaciente y atravesó la sala hacía ella, sus largas piernas cubrieron el espaciorápidamente. Ella se puso rígida cuando él llevo la mano hacía su garganta y hábilmente deshizo el nudo en movimientos fluidos, a continuación desenvolvió la bufanda. Pensó, pro un momento, que él se quedaba más tiempo de lo normal, acariciando su garganta. Recordó que él la beso en la colina donde estaban los restos quemados de la casa Fairchild, y cómo había sentido como si estuviera cayendo, en unoscuro y abandonado lugar, perdido y aterrado. Retrocedió a toda prisa, y la bufanda cayó lejos de su cuello cuando se volvió. -Gracias por prestármela. –dijo Y se lanzó de nuevo a seguir a Jace por las escaleras, sin mirar atrás para ver a su herma en movimiento, con la bufanda en la mana y una expresión interrogante. ………………………. Simon se quedó de pie entre las hojas muertas y miró hacia elcamino; una vez más le sobrevino el impulso humano de respirar profundo. Estaba en Central Park, cerca del Shakespeare Garden. Los arboles habían perdido la mayoría de su atractivo otoñal, el oro y el verde convirtiéndose en café y negro. La mayoría de las ramas estaban desnudas. Tocó el anillo en su dedo de nuevo. -¿Clary?- De nuevo no hubo réplica. Sus músculos se sentían tan tensos como cables deencadenar. Ya era mucho tiempo desde que había podido contactar con ella por medio del anillo. Se dijo a sí mismo una y otra vez que podría estar dormida, pero nada podía deshacer el terrible nudo de tensión en su estómago. El anillo era su única conexión con ella, y justo ahora se sentía como nada más que un pedazo de metal muerto. Dejó caer las manos a los costados y se movió hacia adelante por...
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