filosofia hoy
tan clara como cuando se trata de imaginar la felicidad. Entonces comenzamos a
inventar paraísos, islas afortunadas,países de cucaña. Una vida sin riesgos, sin
lucha, sin búsqueda de superación y sin muerte. Y, por tanto, también sin
carencias y sin deseo: un océano de mermelada sagrada, una eternidad deaburrición. Metas afortunadamente inalcanzables, paraísos afortunadamente
inexistentes.
Todas estas fantasías serían inocentes e inocuas, sino fuera porque constituyen el
modelo de nuestros anhelosen la vida práctica. Aquí missin sombras y sin peligros, un nido de amor, y por lo tanto, en última instancia un
retorno al huevo. En vez de desear una sociedad en la que sea realizable y
necesariotrabajar arduamente para hacer efectivas nuestras posibilidades,
deseamos un mundo de satisfacción, una monstruosa salacuna de abundancia
pasivamente recibida.
En lugar de desear una filosofíallena de incógnitas y preguntas abiertas,
queremos poseer una doctrina global, capaz de dar cuenta de todo, revelada por
espíritus que nunca han existido o por caudillos que desgraciadamente sí hanexistido. Adán y sobre todo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del
paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a él. Desconfiemos de las
mañanas radiantes en las que seinicia un reino milenario.
Son muy conocidos en la historia, desde la Antigüedad hasta hoy, los horrores a
los que pueden y suelen entregarse los partidos provistos de una verdad y de una
metaabsolutas, las iglesias cuyos miembros han sido alcanzados por la gracia –
por la desgracia– de alguna revelación. El estudio de la vida social y de la vida
personal nos enseña cuán próximos seencuentran una de otro la idealización y el
terror. La idealización del fin, de la meta y el terror de los medios que procurarán
su conquista. Quienes de esta manera tratan de someter la realidad al...
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