Filosofia hoy

Breve ensayo sobre el provecho de la filosofía.

Hugo E. Costarelli Brandi
I.
No podríamos decir muy bien cómo es que esta obra llegó de nuevo a nuestras manos. Y decimos de nuevo porque ya de chico la habían recorrido nuestros ojos sin encontrar en ella más que una historia sin sentido y deshilada. Lo cierto es que desde nuestro reencuentro, El Principito1 no nos ha abandonado.
Esta breveobra de Antoine de Saint-Exupéry, que rotula miles de libretas de notas, tarjetas y cartas de enamorados, se reveló ante nuestros ojos como algo nuevo, como la aclaración de un motón de ideas y problemas que navegaban nuestro interior; en pocas palabras, se nos presentó como un compañero de viaje, como un amigo.
Muchos serían los pasajes dignos de recordar, como el contador de estrellas, elfarolero, el zorro, etc., que nos darían pie para llevar adelante un análisis de nuestro tiempo y los males en los que nos vamos embrollando. Sin embargo, queremos traer aquí solamente un breve pasaje que ha motivado y sostenido una meditación sobre el tema que queremos tratar; nos referimos al breve diálogo entre el principito y el guardagujas. El mismo dice así:
"-Buenos días -dijo el principito.-Buenos días -dijo el guardaagujas. -¿Qué haces aquí? -dijo el principito.
-Clasifico a los viajeros por paquetes de a mil -dijo el guardaagujas- Despacho los trenes que los llevan, tanto hacia la derecha como hacia la izquierda.
Y un rápido iluminado rugiendo, rugiendo como el trueno, hizo temblar la cabina
de las agujas.
-Llevan mucha prisa -dijo el principito-. ¿Qué buscan?
-Hasta el hombrede la locomotora lo ignora -dijo el guardaagujas.
Y un segundo rápido iluminado rugió, en sentido inverso.
-¿Vuelven ya? -preguntó el principito.
-No son los mismos -dijo el guardaagujas-. Es un cambio.
¿No estaban contentos donde estaban?
Nadie está nunca contento donde está -dijo el guardaagujas. Y rugió el trueno de un tercer rápido iluminado.
-¿Persiguen a los primeros viajeros?-preguntó el principito.
-No persiguen absolutamente nada dijo el guardaagujas-. Ahí dentro duermen o bostezan. Sólo los niños aplastan sus narices contra los vidrios.
-Sólo los niños saben lo que buscan -dijo el principito-. Pierden tiempo por una muñeca de trapo y la muñeca se transforma en algo muy importante, y si se les quita la muñeca, lloran...
-Tienen suerte -dijo el guardaagujas".(Ciertamente! Los niños son los afortunados que han descubierto el sentido a su existencia. Pero no nos adelantemos.
Lo primero que salta a la vista del ojo con deseo de desentrañar símbolos, es el tema de la velocidad de nuestro mundo. No sólo corremos de un lugar a otro clasificados de a mil, es decir masificados, sino que lo hacemos rápidamente. Nada impide cambiar incluso el sentido de marcha, si loque se plantea como objetivo es, al menos promisoriamente, mejor que lo que tenemos, o que el lugar donde estamos. Corremos todo el día, tras pequeñas cosas, sin encontrarle a nuestra vida un sentido profundo. Estamos llenos de objetivos, pero carecemos de un fin.
Como no hay un fin ordenador de todo, como no hay un principio que estructure y dirija todo, nos llenamos de pequeñas metas, más o menosinmediatas, independientes entre sí, a las que nos entregamos con gran intensidad. Es más, nos hacemos funcionarios de esos objetivos, pues ellos son para nosotros algo útil o deleitable. Dicho en pocas palabras, el sinsentido reduce el mundo humano a la pura utilidad.
No son pocos los autores que han trabajado sobre este tema, y que han dado al mundo signado por la utilidad, el nombre de mundodel trabajo.2 En este sentido se dice que "el mundo del trabajo es el mundo del día de labor, el mundo de la utilización, del servicio a fines, del resultado o producto, del ejercicio de una función; es el mundo de las necesidades y del rendimiento, el mundo del hambre y de su satisfacción".3 Como vemos, no se trata de algo que podamos llamar malo, de algo nocivo para el hombre. Muy por el...