filosofia

COSECHAR LO QUE SE SIEMBRA
Un reciente estudio, que llevó 20 años, ha demostrado, por fin, que los programas
violentos de televisión alteran la conducta de los niños hasta que son adultos, sinimportar
si son hombres o mujeres, de carácter más tranquilo o inquieto, o el sector socioeconómico
al cual pertenezcan. Haciendo un catastro de los programas que se veían hace dos décadas,
se haseguido el historial de los televidentes de entonces, y los resultados han sido
contundentes: los niños que vieron programas violentos han presentado a lo largo de su
vida y hasta el día de hoy, másconductas agresivas –verbales y físicas– contra sus
semejantes (pareja, familia, conocidos), además de una mayor cantidad de infracciones e
incluso delitos, en comparación con aquellos que no vieron porlo general, dicha clase de
programas. En el caso de los varones, los índices de agresividad se han elevado al doble, y
respecto de las mujeres, hasta cuatro veces. Se ha determinado también que laetapa más
vulnerable en cuanto a estos efectos se da entre los 2 y los 14 años.
Lo anterior es sólo una prueba más de lo enormemente influenciables que somos
(¿había que demostrarlo conestadísticas para darse cuenta de ello?), no sólo en la niñez,
como señala este estudio, sino en cada etapa de nuestra vida. Somos, por decirlo de alguna
manera, ‘receptores’ de lo que nos ocurre, de tal formaque los sucesos que vamos viviendo
(originados por otros o nuestros), van dejando huella en nosotros, nos afectan, y sus
resultados se manifestarán de alguna u otra manera. En el fondo, es unaconsecuencia
lógica del simple hecho de estar vivos y tener racionalidad, de ser cada uno, un “yo”, que
mira el mundo y se interrelaciona con él. Por eso, el tipo de educación y el ejemplo, tienen
unainfluencia decisiva en el moldeamiento de la personalidad de cada uno, lo que nos
afectará hasta la muerte.
Ahora, si se toma en cuenta el tipo de programas que se veían hace 20 años (“El
Hombre...