filosofia
Había pasado mucha gente desagradable ante la presencia del juez Tembleque, pero aquel que se hacía llamar «el Filósofo», aunque nunca había estudiado tal disciplina, le habíaexasperado especialmente. Tembleque le dijo:
– Acusado, intento enseñarle el valor de la honradez. Se ha demostrado su culpabilidad como ladrón y timador, y de mentir a este tribunal reiterada ysistemáticamente para salvar su pellejo. Bien, amiguito, ahora va a caer sobre usted el peso de la justicia. La pena que le impone este tribunal es que sea conducido desde aquí al patíbulo y sea colgado porel cuello hasta que muera… PERO, como soy un juez magnánimo, le voy a dar una oportunidad más para que aprenda el valor de la verdad. Si, en el día de su ejecución, firma un documento en el que hagauna declaración verdadera, la sentencia se le conmutará por diez años de cárcel. Si, por el contrario, el documento es, a juicio del verdugo jefe, falso, la sentencia se ejecutará inmediatamente. Y leadvierto — añadió el juez Tembleque al ver que sus palabras no parecían tener ningún efecto sobre el magnate — que el jefe de ejecuciones es miembro del Club de Verdugos Positivistas Lógicos y querechazará cualquier sinsentido metafísico como falso, así que ¡nada de andarse con trucos! ¡A partir de este momento tiene un día para tomar su decisión!
Estas palabras fueron aplaudidas por el jurado,debido a lo severo de la sentencia, y todo el mundo en la sala dirigió su mirada hacia el acusado, con satisfacción, al ver la dura condena que le había caído al villano, unida a la humillación detener que hacer pública una declaración verdadera.
Lo raro fue que «el Filósofo» se limitó a volver la cara y sonreir desafiante mientras era conducido al corredor de la muerte.
Llegó el día de laejecución y el ladrón, más contento que unas pascuas, firma una declaración que entrega al verdugo jefe, que la lee con creciente perplejudad. A continuación, hace una bola con el papel y ordena que se...
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