filosofia
El hecho de que el hombre tiene que realizarse a sí mismo junto con los demás en el mundo choca continuamente con otro hecho no menos evidente: la experiencia de la frustración, del sufrimiento, del fracaso, del mal. Tanto para cada una de las personas como para la historia humana en general, la existencia es un sendero en donde las victorias parciales estándiseminadas en medio de un número incalculable de intentos frustrados o fracasados. El hambre, el sufrimiento, la incomprensión, la guerra, los derechos pisoteados, las injusticias contra los inocentes, la carrera desbocada tras ideales inalcanzables, la fatiga ingrata, las enfermedades… van trazando profundos surcos en nuestra época lo mismo que en las anteriores. El fracaso y el mal formanindudablemente parte de la existencia humana.
Aunque la muerte es un acontecimiento que afecta necesariamente a todo ser vivo, la noción de la muerte es específicamente humana, en cuanto que sólo el hombre tiene conciencia plena de su inexorabilidad y se plantea (desde perspectivas religiosas) la posibilidad de una hipotética «vida» después de la muerte. No obstante, desde la antropología cultural se haseñalado que para muchos pueblos primitivos la noción de «muerte natural» es extraña, razón por la cual atribuyen el fallecimiento de los seres humanos a la influencia de un enemigo o de un espíritu maligno. A su vez, ello origina: ritos para dar satisfacción al muerto del propio grupo social; actos de venganza contra el enemigo que ha causado la muerte, y, finalmente, el uso de medios adivinatoriospara determinar las causas del fallecimiento. Pero, desde la antropología filosófica, muchos filósofos han considerado la muerte como una categoría de lo vivido que, aunque nunca es plenamente presente como muerte-propia, aparece como negación de la vida y engendra angustia y temor. De ahí que, como se muestra ya en los restos paleoantropológicos, desde los inicios mismos del proceso dehominización, la especie humana haya elaborado complejas creencias y mitos religiosos relativos a la muerte, acompañados de ritos funerarios, destinados tanto a asegurar el descanso de los difuntos, como a evitar su retorno entre el mundo de los vivos (fantasmas). Además, en cuanto que el hombre es plenamente consciente de la inevitabilidad de la muerte, y ésta es el polo opuesto y necesario a la vida, seconsidera que la muerte forma parte del sentido general de existencia humana, y aparece como su horizonte inevitable. Por ello, algunos filósofos como Platón, Cicerón, Montaigne o Schopenhauer, consideran la filosofía como una preparación para la muerte o, al menos, como una meditación de la muerte. También desde el punto de vista de la consideración de la muerte en conexión con el sentido de lavida, Goethe la consideraba como una consecuencia directa de la procreación.
Desde las posiciones existencialistas se ha puesto énfasis en el absurdo de la vida que ha de acabar necesariamente con la muerte. Esto está en la base de la angustia existencial, que se acentúa al considerar que la muerte no sólo es un hecho, sino un proceso: desde que nacemos estamos condenados a muerte. En estesentido, el tema de la muerte (el hombre es un «ser para la muerte», decía Heidegger, que consideraba la muerte como el fundamento constitutivo de la existencia en su finitud) ha alimentado las preocupaciones de los filósofos de dicha corriente. Para Heidegger, que estudia la noción de la muerte en conexión con las de proyecto, dasein y temporalidad, la muerte es una posibilidad de ser que ha de tomarsobre sí en cada caso el «ser ahí» mismo, y el dasein «no tiene un fin al llegar al cual pura y simplemente cesa, sino que existe finitamente.
Por otra parte, y desde la perspectiva existencialista, Sartre proclama el carácter absurdo tanto de la muerte como del suicidio. Pero mientras Heidegger hace coincidir muerte y finitud, y aquélla es la que nos hace ver ésta, Sartre, partiendo también...
Regístrate para leer el documento completo.