filosofia
El miedo es la materia prima de las prósperas industrias de la seguridad privada y del control social. Una demanda firme sostiene el negocio. La demanda crece tanto o más que los delitos que la generan, y los expertos aseguran que así seguirá siendo. Florece el mercado de las policías privadas y las cárceles privadas, mientras todos, quien más, quien menos, nos vamosvolviendo vigilantes del prójimo y prisioneros del miedo.
El tiempo y los carceleros cautivos
«Nuestra mejor publicidad son los noticieros de la televisión», dice, y bien sabe lo que dice, uno de los especialistas en la venta de seguridad. En Guatemala, hay ciento ochenta empresas del ramo, y hay seicientas en México; en Perú, mil quinientas. Hay tres mil en Colombia. En Canadá y en los EstadosUnidos, la seguridad privada gasta el doble que la seguridad pública; al filo del siglo, habrá dos millones de policías privados en los Estados Unidos. En Argentina, el negocio de la seguridad mueve mil millones de dólares por año. En Uruguay, aumenta cada día la cantidad de casas que pasan a tener cuatro cerraduras en lugar de tres, lo que hace que algunas puertas parezcan guerreros de lasCruzadas.
Una canción de Chico Buarque comienza con los aullidos de la sirena policial: ¡Llame al ladrón! ¡Llame al ladrón!, suplica el cantor brasileño. En América latina, la industria del control del delito no sólo se alimenta del incesante torrente de noticias de asaltos, secuestros, crímenes y violaciones: también se nutre del desprestigio de la policía pública, que con entusiasmo delinque y quepractica una sospechosa ineficacia. Y están enrejadas, o alambradas, las casas de todos los que tienen algo que perder, por poquito que ese algo sea; y hasta los ateos nos encomendamos a Dios antes que encomendarnos a la policía.
También en los países donde la policía pública es más eficaz, la alarma ante la amenaza del crimen se traduce en la privatización del pánico. En los Estados Unidos, nosólo se multiplica la policía privada, sino también las armas de fuego que están a la orden en la mesita de luz y en la guantera del automóvil. La National Riffle Association, presidida por el actor Charlton Heston, tiene casi tres millones de miembros, y justifica la portación de armas por las Sagradas Escrituras. Motivos no le faltan para hinchar el pecho de orgullo: hay docientos treinta millonesde armas de fuego en manos de los ciudadanos. Eso da un promedio de una arma por alma, exceptuando a los bebés y a los alumnos del jardín de infantes. En realidad, el arsenal está concentrado en un tercio de la población: para ese tercio, el arma es como la mujer amada, que no se puede dormir sin ella, y como la tarjeta de crédito, que sin ella no se puede salir.
En el mundo entero, son cada vezmenos los perros que pueden darse el lujo de ser nada más que mascotas, y son cada vez más los que están obligados a ganarse el hueso asustando a los intrusos. Se venden como agua las alarmas para autos y las pequeñas alarmas personales, que chillan como locas en la cartera de la dama y en el bolsillo del caballero. También las picanas eléctricas portátiles, o shockers, que desmayan al sospechoso,y los aerosoles que lo paralizan a distancia. La empresa Security Passions, cuyo nombre bautiza bien las pasiones del fin de siglo, ha lanzado recientemente al mercado una elegante chaqueta que atrae las miradas y rechaza las balas. «Protéjase usted y proteja a su familia», aconseja en Internet la publicidad de estas corazas de cuero, de aspecto deportivo. (En Colombia, las siempre prósperasfábricas de chalecos antibalas venden cada vez más las tallas infantiles).
En muchos lugares se instalan circuitos cerrados de televisión y alarmas por monitores, que controlan en pantalla a las personas y a las empresas. La vigilancia electrónica se ejerce, a veces, por cuenta de esas personas y de esas empresas, y a veces por cuenta del estado. En Argentina, los diez mil funcionarios de los...
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