REPBLICA de PLAT - Llibre II 368c - 376c - Llibre IV 427c - 445e - Llibre VII 514a - 520a, 532b - 535aREPBLICA de Plat Llibre II 368c - 376c X. Y yo, que siempre haba admirado, desde luego, las dotes naturales de Glaucn y Adimanto, en aquella ocasin sent sumo deleite al escuchar sun palabras y exclam No careca de razn, oh, herederos de ese hombre, el amante de Glaucn,cuando, con ocasin de la gloria que alcanzasteis en la batalla de Mgara, os dedic la elega que comenzaba Oh, divino linaje que sois de Aristn el excelso Esto, amigos mos, me parece muy bien dicho. Pues verdaderamente debis de tener algo divino en vosotros si, no estando persuadidos de que la injusticia sea preferible a la justicia, sois empero capaces de defender de tal modo esa tesis. Yo estoyseguro de que en realidad no opinis as, aunque tengo que deducirlo de vuestro modo de ser en general, pues vuestras palabras me haran desconfiar de vosotros y cuanto ms creo en vosotros, tanto ms grande es mi perplejidad ante lo que debo responder. En efecto, no puedo acudir en defensa de la justicia, pues me considero incapaz de tal cosa, y la prueba es que no me habis admitido lo que dije a Trasmacocreyendo demostrar con ello la superioridad de la justicia sobre la injusticia pero, por otra parte, no puedo renunciar a defenderla, porque temo que sea incluso una impiedad el callarse cuando en presencia de uno se ataca a la justicia y no defenderla mientras queden alientos y voz para hacerlo. Vale ms, pues, ayudarle de la mejor manera que pueda. Entonces Glaucn y los otros me rogaron que enmodo alguno dejara de defenderla ni me desentendiera de la cuestin, sino al contrario, que continuase investigando en qu consistan una y otra y cul era la verdad acerca de sus respectivas ventajas. Yo les respond lo que a m me pareca La investigacin que emprendemos no es de poca monta antes bien, requiere, a mi entender, una persona de visin penetrante. Pero como nosotros carecemos de ella, meparece dije que lo mejor es seguir en esta indagacin el mtodo de aquel que, no gozando de muy buena vista, recibe orden de leer desde lejos unas letras pequeas y se da cuenta entonces de que en algn otro lugar estn reproducidas las mismas letras en tamao mayor y sobre fondo mayor tambin. Este hombre considerara una feliz circunstancia, creo yo, la que le permita leer primero estas ltimas y comprobarluego si las ms pequeas eran realmente las mismas. Desde luego dijo Adimanto. Pero qu semejanza adviertes, Scrates, entre ese ejemplo y la investigacin acerca de lo justo Yo lo lo dir respond. No afirmamos que existe una justicia propia del hombre particular, pero otra tambin, segn creo yo, propia de una ciudad entera Ciertamente dijo. Y no es la ciudad mayor que el hombre Mayor dijo. Entonces esposible que haya ms justicia en el objeto mayor y que resulte ms fcil llegarla a conocer en l. De modo que, si os parece, examinemos ante todo la naturaleza de la justicia en las ciudades y despus pasaremos a estudiarla tambin en los distintos individuos intentando descubrir en los rasgos del menor objeto la similitud con el mayor. Me parece bien dicho afirm l. Entonces segu, si contemplramos enespritu cmo nace una ciudad, podramos observar tambin cmo se desarrollan con ella la justicia a injusticia Tal vez dijo. Y no es de esperar que despus de esto nos sea ms fcil ver claro en lo que investigamos Mucho ms fcil. Os parece, pues, que intentemos continuar Porque creo que no va a ser labor de poca monta. Pensadlo, pues. Ya est pensado dijo Adimanto. No dejes, pues, de hacerlo. XI. Pues biencomenc yo, la ciudad nace, en mi opinin, por darse la circunstancia de que ninguno de nosotros se basta a s mismo, sino que necesita de muchas cosas. O crees otra la razn por la cual se fundan las ciudades Ninguna otra contest. As, pues, cada uno va tomando consigo a tal hombre para satisfacer esta necesidad y a tal otro para aquella de este modo, al necesitar todos de muchas cosas, vamos...
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