fin de la impunidad a los militares
El Congreso Nacional dictaba la Ley 25.779, poniendo fin a la impunidad tejida durante las décadas del 80 y 90 entre civiles y militares.Aquella impunidad permitió ocultar los crímenes de lesa humanidad perpetrados durante el terrorismo de Estado y fue el marco de posibilidad de una democracia débil, manejada como títere por sectores quehabían impuesto el neoliberalismo en nuestro país
La ley de punto final, Nro. 23.492, había puesto fin a la acción penal respecto de toda persona por su presunta participación en cualquier grado, enlos delitos ocurridos durante el proceso de facto. La ley de obediencia debida, Nro. 23.521, había establecido que las acciones aberrantes cometidas en la dictadura, por los oficiales jefes,oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las Fuerzas Armadas, de seguridad, policiales y penitenciarias, no eran punibles por considerar que se había actuado bajo un supuesto de obediencia debida. A estas leyes sancionadas durante el gobierno de Alfonsín siguieron una serie de indultos decretados por Menem entre 1989 y 1990 que dejaron en libertad a Videla, Massera, Agosti, Martinez deHoz, Camps, Suarez Mason, Galtieri, los asesinos más repudiados de nuestra historia.
La anulación de aquellas leyes de impunidad fue imprescindible para que la justicia reabriera las causas quepermanecían clausuradas hasta ese momento y para que los culpables del genocidio fueran a las cárceles.
Pero el 25 de mayo de 2003 llegaron desde el sur Néstor y Cristina, quienes escucharon aaquellos que resistieron durante décadas pasadas. Tomaron los reclamos de los trabajadores desocupados, de los organismos dederechos humanos y pusieron en marcha al Estado para reconstruir la patria. AsíNéstor dio la clara señal política que se necesitaba para que se aprobara la Ley 25.779 que declaraba las leyes de impunidad como “insanablemente nulas”, aquel 21 de agosto de 2003.
Gracias al...
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