Fin Imperios Europeos
Durante el siglo XIX, Europa Occidental se convirtió, mediante un doble movimiento de expansión económica y colonial, en el centro de gravedad de un nuevo orden mundial desigualitario:compuesto por “economías-mundo” relativamente autónomas (el Imperio otomano, Europa Occidental, China, el Imperio mongol, etc.). La expansión económica y territorial de Europa Occidental y aquella, conjunta, de las colonias europeas de poblamiento como Estados Unidos, participaron de una dinámica de conjunto. De alcance global, estas dos formas de expansión se conjugaron en el transcurso delsiglo para crear una nueva estructura jerárquica de las relaciones internacionales caracterizada por la división entre los “centros” euro-atlánticos dominantes, por una parte, y las “periferias” coloniales dominadas o dependientes, por otra. En lugar de las antiguas necesidades satisfechas con productos nacionales surgen necesidades nuevas que reclaman para su satisfacción los productos de los paísesy los climas más lejanos.
La gran potencia del siglo XIX
No obstante, este sistema global emergente era asimétrico. Los nuevos países industrializados constituían el “punto de partida y el punto de llegada de vastos tráficos” y de industrias provechosas; concentraban riqueza, saberes y experiencia, al tiempo que inhibían su eclosión en otra parte.
Así, la unificación de la economía mundial sellevó a cabo con violencia. A lo largo de guerras de conquistas prácticamente incesantes, ciertas partes del mundo cada vez más importantes fueron incorporadas a las redes de producción e intercambio de los imperios coloniales. A estas poblaciones de los imperios formales, territorializados, se sumaron las de países supuestamente independientes, pero sometidos a los sistemas coercitivos de controla distancia y a las disciplinas imperiales informales. Así, a inicios del siglo XX, cerca de la mitad de la población mundial se encontraba inserta a la fuerza en una división internacional del trabajo.
En ese entonces Gran Bretaña dominaba ese sistema, controlando los mares, la producción y los intercambios. A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña representaba por sí misma un cuarto del comerciomundial y dos tercios del intercambio de productos manufacturados.
Aunque en el plano industrial Gran Bretaña fuera alcanzada por Alemania y superada por Estados Unidos, el imperio territorial británico que se extendía desde el Pacífico hasta el Atlántico, pasando por Asia del Sur, África y Medio Oriente, englobaba en 1913 un cuarto de la población mundial. Londres constituía el corazón de lasfinanzas mundiales y de las inversiones internacionales. Estas inversiones en constante crecimiento, globalizadas pero principalmente concentradas en los dominios en América Latina y en Estados Unidos, proporcionaban el 10% de sus ingresos globales en 1914.
Antes de esta fecha, escribía el economista John Maynard Keynes, “un habitante de Londres podía, al tomar su té por la mañana, pedir por teléfonolos variados productos de toda la Tierra en la cantidad que lo satisficiera (…); arriesgar su riqueza en los recursos naturales y las nuevas empresas de cualquier parte del mundo (…); enviar a su criado al banco más próximo para proveerse de tanto metal precioso como le pareciera conveniente; [y] partir para tierras extranjeras, sin conocer su religión, su lengua o sus costumbres, llevando encimariqueza acuñada” .
El primer cimbronazo
Esta “primera globalización” terminó brutalmente en 1914, cuando la conjunción de nacionalismo y militarismo asestó un golpe fatal al orden internacional europeo-céntrico del siglo XIX. La guerra sacó a la luz la contradicción entre las lógicas nacionales de poder y expansión y la lógica transnacional del capitalismo. Abrió la vía a la revolución...
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