En el capítulo primero, titulado “ciencia, poder y utopía”, Flax presenta un enfoque clásico de lo que se denomina utopía tecnológica. Decimos “clásico” porque se iniciacon la problematización de la utopía de la ciencia como un dominio sobre la naturaleza, tal como fue definida por Francis Bacon en el siglo XVII. Sin embargo, el filósofoargentino considera que si bien esta utopía de Año IV – Núm. 9 – invierno 2014 - www.prometeica.com 124 cuño baconiano se ha distopizado en los últimos tiempos, hayposibilidades para desarrollar formas alternativas de hacer ciencia que implican autonomía, interdisciplina y cambio social. Si bien Flax reconoce que esto se trata de una nuevautopía, considera que no hay nada malo en ello y llama a completar la inacabada utopía de la Ilustración, añadiéndole las tres exigencias ya mencionadas. En el segundocapítulo, titulado “Idas y vueltas de la ciencia en la Argentina”, plantea su diagnóstico de la política científica argentina a partir de indicios económicos. Como por ejemplo: enqué se gasta el dinero para estimular el avance científico nacional. A partir del análisis de casos como el de la televisión digital, los premios Nobel y el retorno dealgunos investigadores llega a una conclusión teñida de optimismo para el futuro de la ciencia en Argentina. En el tercer capítulo, “Patentes” Flax introduce un tema departicular complejidad y vigencia: el de la relación entre conocimiento y patentes. Desnudando la argumentación privatizadora, Flax desarticula algunos de sus argumentos paramostrar que en esa tensión la importancia para la humanidad está en la distribución del conocimiento. Luego, se detiene particularmente en el marco argentino de esa tensión.
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