Flor del alto peru

La lucha por la igualdad de géneros no figuraba ciertamente entre las preocupaciones de los revolucionarios de principios del siglo XIX. Y aunque la historia oficial se empecine en silenciarlas, lasmujeres cumplieron sin embargo roles decisivos en las luchas anticoloniales. Miles de luchadoras anónimas garantizaban diversas tareas militantes: de propaganda, espionaje, logística, como enlaces ocomo combatientes, por mencionar algunas. Algunas fueron rescatadas del olvido. Una de ellas fue Juana Azurduy. Nació en un pequeño pueblo llamado Toroca, en el actual Departamento de Potosí, allá porel año 1781. Por esos días, una insurrección popular conducida por Bartolina Sisa y Tupac Katari se levantaba en armas en el Alto Perú contra la opresión del régimen colonial: cuarenta mil indígenassitiaron la ciudad de La Paz, en un levantamiento surgido en el contexto de la rebelión masiva que, un año antes, se había desatado en el Perú bajo el mando de Tupac Amarú. Juana fue una combatienteguerrillera excepcional. Su primera participación militante conocida fue en el levantamiento contra la administración colonial de Chuquisaca, un 25 de mayo de 1809, movimiento que fue violentamentereprimido por orden del Virrey Cisneros desde Buenos Aires. Durante la década del „10 luchó al frente de las fuerzas guerrilleras que defendieron del avance español la zona comprendida entre el norte deChuquisaca y las selvas de Santa Cruz. Además de guerrera fue madre. “De sus cuatro hijos sólo vive el que fue parido en plena batalla, entre truenos de caballos y cañones”. Cuentan que, cierto día,los españoles intentaron sobornar a su compañero, el general Padilla, comprometido también en la lucha contra los ejércitos realistas. La posición de Juana al respecto fue contundente: “la propuesta dedinero y otros intereses sólo debiera hacerse a los infames que pelean por su esclavitud, más no a los que defendían su dulce libertad, como él lo haría a sangre y fuego”. Padilla fue capturado en...