Formación cofrade

Formación

Desde finales del año pasado, y promovida desde el Obispado de la Diócesis, se ha puesto en marcha la catequesis para cofrades, a la que han sido invitados los miembros de las juntas directivas y cofrades de nuestras hermandades. Como suele ser habitual en estas convocatorias, para la reunión de lanzamiento, ya se dieron las primeras ausencias, y en este ejercicio de autocríticacofrade, entre otras, la hermandad a la que represento, no contó con ninguno de sus directivos entre los allí presentes. La escasa asistencia es representativa de un problema mayor, la despreocupación y dejadez de nuestras cofradías respecto a aspectos esenciales de lo que supone ser cristiano: en los 18 años que llevo ligado a la junta directiva de la Caridad, no conozco que se haya realizado ningunaacción formativa planificada y continuada digna de mención (1), siendo ésta la primera iniciativa seria que se plantea. Esta situación en lo formativo es extensible a otras muchas cuestiones de vida cristiana de nuestras hermandades.

Soy muy crítico con la escasa preocupación de nuestras cofradías con temas como este y lo repito tantas veces, como oportunidades se me dan para escribir en estarevista, que hasta yo me canso de leerme, aunque tengo la fortuna de ser bastante testarudo, lo cual es una ventaja en estos casos para seguir poniendo de manifiesto que: “Las hermandades son un movimiento muy relevante de este pueblo. Tienen repercusión en personas de todas las edades, pero muy especialmente, en niños y jóvenes, por lo que sus actuaciones, son ejemplo para estos últimos. Sinuestras hermandades, sus directivas y hermanos, son ejemplares en sus conductas y actuaciones, nuestro pueblo y nuestra parroquia, ganarán en aspectos básicos que pueden hacer mejor a nuestra sociedad y comunidad cristiana.”

Históricamente las cofradías han centrado su actividad en torno al desfile procesional, con toda la importancia que éste tiene en cuanto a lo cultural, artístico, deconservación de tradiciones y patrimonio, de transmisión de sentimientos y, por supuesto, en cuanto a su dimensión religiosa (catequesis viva y muestra de fe en las calles de nuestro pueblo). Es de justicia reconocer el fuerte crecimiento y realce que las hermandades han experimentado en los últimos años en número de hermanos, patrimonio, mejores tallas, pasos y enseres, cubriendo la totalidad de los días denuestra Semana Santa con nuevas cofradías, teniendo presencia fuera del tiempo y de los tipos de actividad, hasta ahora propios de las hermandades. Hasta tal punto se ha crecido en esta dimensión de nuestra semana mayor, que he observado y compartido con otros rambleños, que nuestro pueblo ha llegado a tener una presencia cofrade por encima de sus posibilidades, lo cual se evidencia en queempieza a encontrarse dificultad para renovar algunas directivas o encontrar nuevos costaleros para algunos pasos o nuevos músicos para algunas bandas. Se ha crecido tanto, que se ha llegado al límite: La Rambla con 7000 habitantes, no puede dar más costaleros, ni nazarenos, ni músicos de los que ya aporta a sus 9 hermandades, 15 pasos y 4 bandas musicales.

Gracias a lo anterior, y a pesar de eseposible estancamiento, la Semana Santa es, con mucha diferencia sobre cualquier otra actividad, fiesta o asociación, el movimiento de nuestro pueblo, con incidencia en un mayor número de ámbitos: social, religioso, cultural, … y también con diferencia, en el que más personas participan, y de más variado rango de edades, haciéndolo además de forma absolutamente voluntaria y altruista, siendo tambiénde especial importancia en aspectos económicos, turísticos y de patrimonio histórico y cultural de La Rambla.

Y dentro de la Semana Santa, ocurre lo que en cualquier otro ámbito, que con la llegada de la edad adulta, alcanzado un cierto estatus que nos aporta estabilidad, se tiende a mantener lo conseguido y ya no existe preocupación por innovar y mejorar las cosas. Eso le ocurre a las...