¿Cómo es posible que hasta este momento nadie haya pensado en analizar el esputo de individuos en los cuales se sospecha o se conoce la existencia de un cáncer? ¿Cómo es posible que a nadie se lehaya ocurrido buscar en ese material la presencia de formaciones inusuales? De haberse hecho, se habría comprobado sin dificultad la presencia de amebas en los pulmones. Si la cosa es tan simple comoparece, es preciso ser doblemente cauto y comenzar por entender las razones de esa negligencia de los investigadores. Examinamos la literatura sobre cáncer y comprobamos que nadie hace referencia ala forma, variedad, e incluso existencia de células cancerosas vivas y móviles en las excreciones o en los tejidos vivos. A pesar de todo, no podemos aceptar sin más ni más el hecho de que variasgeneraciones de investigadores se hayan equivocado hasta ese punto. Las posibilidades son dos: que nuestra ocurrencia sea un disparate y que las amebas del esputo nada tengan que ver con el cáncer, oque... generaciones enteras de investigadores hayan cometido realmente un error tan serio. No queremos regocijarnos prematuramente ante esta eventualidad, sino analizar con seriedad todos los aspectosdel problema. En primer lugar, ¿se cometen y se han cometido en la ciencia ese tipo de errores y omisiones? De eso no cabe duda; tales omisiones y errores suelen preceder al nacimiento de unimportante conocimiento nuevo. Antes de Pasteur y de Lister, cuando nada se sabía acerca de infecciones ni de, esterilización. morían innumerables mujeres de fiebre puerperal. Y, sin embargo, habría sido muysimple perfeccionar el viejo descubrimiento de Leeuwenhook y practicar observaciones microscópicas. Un prejuicio crónico, hondamente arraigado, impedía a los médicos del tiempo de Pasteur utilizar elmicroscopio y eso costó innumerables vidas. La actividad sexual infantil, aceptada hoy por todos los pedagogos y médicos modernos, no existía a los ojos de la ciencia antes de que Sigmund Freud la...
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