Formar
La responsabilidad de las superioras y formadoras en sus diferentes niveles para asumir el desafío de una formación para el siglo XXI fue el tema central en la reflexión durante el IX Encuentro General de Pastoral Vocacional y Formación del instituto. Para realizar esta tarea formativa se necesita preparación y una competencia tal que les permita cumplir tan delicada misión. No bastala buena voluntad. Se trata de elegir personas competentes y preparadas, puesto que su misión fundamental será acompañar a las hermanas en el proceso formativo que abarca toda la vida, en medio de una realidad cambiante.
El futuro del instituto depende del compromiso de formar convenientemente a sus miembros. Quienes son llamados al ejercicio de tal misión deben iniciar el proceso demaduración humana y espiritual, lo que significa trabajar para llegar a un suficiente conocimiento del propio mundo interior y de aceptación de sus rasgos positivos y negativos con los que construye su proyecto de vida. Quien no hace este camino personal no puede objetivamente desempeñar la misión de promover este camino en las demás.
La formación es un proceso vital a través del cual la persona seconvierte al Verbo de Dios desde lo más profundo de su ser, a lo largo de toda su vida, un camino de “configuración con Cristo y con su total oblación”. Así pues la formación es el proceso de promoción del desarrollo integral de la persona humana, hecha nueva por el Espíritu Santo en la participación de la vida de Dios en Cristo y en su misión salvífica, como miembro de su cuerpo, la Iglesia.¿Qué busca una joven cuando ingresa al instituto?, ¿llegar a la perfección, vivir una espiritualidad, abrazar un carisma?. Sus búsquedas están por otro camino, esos son nuestros anhelos, ellas buscan asegurar su dignidad e integridad personal, aclarar su identidad, conocimiento de sí misma, entregarse a Dios y al prójimo con generosidad y libertad interior.
Las jóvenes que hoy ingresan al institutoson de una época y cultura determinada, generalmente viven fragilidad interior e inseguridad ante un compromiso definitivo; precariedad de los vínculos, estado de ansiedad por lo inmediato, frustraciones personales, escasa formación humana, psicológica y espiritual, distorsión en el ámbito afectivo y sexual y en el religioso, por tanto las jóvenes que llegan nos plantean un gigantescodesafío a la formación, habrá que tender a desarrollar en las formandas la capacidad de tomar opciones, de modo habitual y armonioso, a la luz del Evangelio, según la especificidad de la propia vocación eucarística mercedaria.
¿Cómo preparar religiosas hoy?.
No son religiosas para el instituto sino para desempeñar la misión redentora en la sociedad y en la Iglesia de hoy, razón por la cual existeel instituto.
Todo proceso formativo debe abarcar toda la complejidad de la vida de una persona y a lo largo de su historia. “La formación por tanto, debe abarcar la persona entera de modo que toda actitud y todo comportamiento manifiesten la plena y gozosa pertenencia a Dios(…) Se trata de un itinerario de progresiva asimilación de los sentimientos de Cristo hacia el Padre”, ¿cómo integrarelementos de la sana psicología y de la sociología pero también de la teología, la espiritualidad y la pastoral en los procesos formativos del instituto?.
Nuevas exigencias.
La formación debe ser sistemática, personalizada, progresiva e integral, lo que implica un cambio radical en el estilo formativo para jóvenes de hoy. “ Hay que ayudar a crecer; de un modelo formal de comportamiento a lapropuesta de un proyecto de vida evangélico; de la imposición de normas de conducta para siempre a cultivar y madurar el sentido de responsabilidad en el uso de la libertad; de la pasiva recepción uniforme de la acción formativa al sentido de responsabilidad” . Por tanto la tarea formativa exige estar al servicio de la persona puesto que su proceso de maduración sólo es posible desde dentro...
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