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Al momento que iba leyendo el apunte de Appia, pensaba en las obra de teatro que dirigí, las que fui espectadora y en las que solo presencie su creación. Es increíble como un mero signo deescenificación toma una dimensión inimaginable, siendo también juez y parte en un espectáculo.
Al adentrarme cada vez más a la importancia de la luz, mil engranajes encajan perfectamente al comprender larelación estrecha y armoniosa con la música, manifestando una fuerza profunda simbológica cambiante acorde a la necesidad escénica. Marca los sucesos trascendentales de una obra, como también losdiferentes estados atravesados por cada personaje de la misma.
La figura de Appia en la evolución escenográfica, como lumínica, tiene que ver con la valoración del espacio escénico como lugar en que la acciónse desarrolla. El espacio escénico engloba; no solo la relación actor/público, sino también espectador/espectáculo. La necesidad de dejar a un costado el decorado, da lugar a una revaloraciónespacial y actoral, debido a la disfuncionalidad que causaba visualmente, la convivencia entre el actor y el decorado (el telón de fondo).
Los procesos técnicos de la luz, en el teatro especialmente,provocan en el público sensaciones.
En la antigüedad su finalidad era tan solo iluminar, dar luz para que el espectador pueda observar aquello que estaba sucediendo en escena. El discurso y la relación entrelos personajes era lo único que mantenía al espectador cautivo. La decoración era solo eso; decoración, y la iluminación; un simple medio para la observación.
Appia plantea a partir de la luz, unnuevo rol, una nueva dimensión; la creación de elementos que componen la atmósfera de una obra teatral, marcando una diferenciación entre “luz difusa” y “luz activa”.
De manera muy interesante nos cuentacomo a través de la dirección de la luz, podremos percibir sus propias sombras, generando en nuestros ojos una sombra proyectada.
La luz difusa será producida por los aparatos menos manipulables,...