Foucault- Las redes del poder
(Bs. As., Editorial Almagesto, Colección Mínima, 1991)
[1] El presente es el texto de la conferen-cia proferida en 1976 en la Facultad de Filosofía de la Universidad del Brasil. Publicado en
la revista anarquista ‘Barbarie’, N4 y 5 en 1981-82, San Salvador de Bahía, Brasil. La traducción del francés al portugués la realizó
Ubirajara Reboucas, y latraducción del portu-gués al castellano la hizo Heloisa Primavera y fue publicada en la revista ‘Farenheit
450´ N1, Bs. As. Diciembre de 1986 (revista publica-da por estudiantes de la carrera de Sociología UBA).
Vamos a intentar hacer un análisis de la noción de poder. Yo no soy el primero, lejos de ello, que intenta desechar el esquema
freudiano que opone instinto a represión –instinto y cultura.Toda una escuela de psicoanalistas intentó, desde hace decenas de años,
modificar, elaborar este esque-ma freudiano de instinto vs. cultura, e instinto vs. represión –me refiero tanto a psicoanalistas de
lengua inglesa como francesa. Como Melanio Klein, Winnicot y Lacan, que intentaron demos-trar que la represión, lejos de ser un
mecanismo secundario, ulterior, tardío, que intentaría con-trolar unjuego instintivo dado por la naturaleza, forma parte del
mecanismo del instinto, o, por lo menos, del proceso a través del cual se desenvuel-ve el instinto sexual, se constituye como pulsión.
La noción freudiana de TRIEB[2] no debe ser interpretada como un simple dato natural, o un mecanismo biológico natural sobre el
cual la represión vendría a depositar su ley de prohibi-ción, sino, segúnesos psicoanalistas, como algo que ya está profundamente
penetrado por la represión. La carencia, la castración, la laguna, la prohibición, la ley, ya son elementos a través de los cuales se
constituye el deseo como deseo se-xual, lo cual implica, por lo tanto, una transforma-ción de la noción primitiva de instinto sexual
tal como Freud la había concebido al final del siglo XIX. Es necesario,entonces, pensar al instinto no como un dato natural, sino
como una elaboración, todo un juego complejo entre el cuerpo y la ley, entre el cuerpo y los mecanismos culturales que aseguran el
control sobre el pueblo.
Por lo tanto, creo yo que los psicoanalistas desplazaron considerablemente el problema, haciendo surgir una nueva noción de
instinto, una nueva concepción de instinto, de pulsión, dedeseo. Pero lo que me perturba, o por lo menos, me parece insuficiente, es
que en esta elaboración propuesta por los psicoanalistas, ellos cambian tal vez el concepto de deseo, pero no cambian en absoluto la
concepción de poder.
Continúan considerando que el significado del poder, el punto central, aquello en que consiste el poder, es aún la prohibición, la ley,
el hecho de decir no, una vezmás la fórmula “tú no debes”. El poder es esencialmente aquello que dice “tú no de-bes”. Me parece
que esta es una concepción –y de eso hablaré más adelante– totalmente insufi-ciente del poder, una concepción jurídica, una
concepción formal del poder y que es necesario elaborar otra concepción de poder que permitirá sin duda comprender mejor las
relaciones que se establecieron entre poder ysexualidad en las sociedades occidentales.
Voy a intentar desarrollar, o mejor, mostrar en qué dirección se puede desarrollar un análisis del poder que no sea simplemente una
concepción jurídica, negativa, del poder, sino una concepción positiva de la tecnología del poder.
Frecuentemente encontramos entre los psicoa-nalistas, los psicólogos y los sociólogos, esta con-cepción según la cual el poder esesencialmente la regla, la ley, la prohibición, lo que marca un límite entre lo permitido y lo prohibido. Creo que esta concepción de
poder fue, a fines del siglo XIX, formulada incisivamente (y extensamente elabo-rada) por la etnología. La etnología siempre
inten-tó detectar sistemas de poder en sociedades dife-rentes a las nuestras en términos de sistemas de reglas. Y nosotros mismos,...
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