Foucaut

Foucault. Vigilar y castigar.

Suplicios.
Primer hecho notorio entre fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX surge en lo que tiene que ver con la justicia penal, una nueva marcada por la desaparición de los suplicios. El castigo poco a poco abandona lo que podía llevar consigo de teatro, la ejecución pública se percibe como foco en el que se reanima la violencia. El castigo tender {aconvertirse en la parte más oculta del proceso penal.
Un peligro que mostraban los suplicios para el soberano era que el pueblo, dado que el pueblo se sentía tan cerca de aquellos que sufrían la pena, se sentía amenazado, se corría el riesgo de que se fortaleciera la solidaridad del pueblo con el pequeño delincuente más que con el soberano.
Lo que debe marcar ahora el delincuente es la propiacondena, la publicidad se centra ahora en los debates y en la sentencia. Lo esencial de la pena pasa a ser el efecto de cura, de corrección, que puede tener sobre el delincuente y no la expiación del mal.
Otro proceso en la desaparición de los suplicios es la acción sobre el cuerpo del delincuente, si se interviene sobre él es para privar al individuo de una libertad considerada a la vez comoderecho y un bien. El castigo ha pasado de un arte de sanciones insoportables a una economía de derechos suspendidos, la ejecución afecta más a la vida que al cuerpo.
Entra en escena todo un conocimiento, un saber sobre el delincuente que es juzgado, a su vez influye en la economía del castigo haciéndolo más largo o más corto. Todo un conjunto de juicios apreciativos, diagnósticos, pronósticosreferentes al individuo han venido a alojarse en la armazón del juicio penal. Un saber, una técnica, unos discursos científicos se forman y se entrelazan con la práctica del poder de castigar. Saber y poder se complementan, se implican, el poder produce saber allí donde surge.
Los procesos de individualización son un efecto de las nuevas tácticas de poder, entre ellas de los nuevos mecanismospenales.bel cuerpo solo se convierte en fuerza útil cuando es a la vez cuerpo productivo y cuerpo sometido. Existe un saber del cuerpo destinado a someterlo y constituye la tecnología política del cuerpo, que no es posible localizarlo ni en un tipo definido de institución ni en el aparato del estado. Se trata en cierto modo de una microfísica del poder de los aparatos y las instituciones ponen en juegopero cuyo campo de validez se situa en cierto modo entre esos grandes funcionamientos, y los propios cuerpos con su materialidad y su fuerza.
Analizar el cerco político del cuerpo y la microfísica del poder implica el conjunto de los elementos materiales y las técnicas que le sirven como armas, de relevos y puntos de apoyo a las relaciones de poder y de saber que cercan los cuerpos humanos y losdominios haciendo de ellos unos objetos de saber.

Castigo.
Más que una debilidad o una crueldad de lo que se trata en la crítica del reformador es de una mala economía del poder. La reforma del derecho criminal debe ser leída como una estrategia para el reacondicionamiento del poder de castigar, según modalidades que lo vuelvan más regular, eficaz, más constante y más detallada en sus efectos.Se trata de introducir el poder de castigar más profundamente en el cuerpo social.
En suma, la reforma penal ha nacido en el punto de conjunción entre la lucha contra el sobre poder del soberano y la lucha contra el infrapoder de los ilegalismos conquistados y tolerados.
Por debajo de la humanización de las penas lo que se encuentra es un conjunto de reglas que autorizan la suavidad, como unaeconomía calculada del poder de castigar. Pero piden también un desplazamiento en el punto de aplicación de este poder que no sea ya en el cuerpo, sino en el espíritu o más bien en el juego de representaciones y de signos que circulan con discreción pero evidentes en el ánimo de todos. La sumisión de los cuerpos por el control de las ideas. El pensamiento de los ideólogos no ha sido únicamente...