Fragmento I
Cuando Apsel nació cayó sobre la villa una terrible tormenta, una fría y despiadada lluvia perturbó la paz del océano. Y éste, molesto, destruyó las casas más próximas a la orilla eimpidió que se volviese a construir así, reclamando así la tierra como suya.
Eyra llevaba ya varias horas con trabajos de parto cuando la matrona llegó a atenderla, el camino hacía la mansión era largoy atravesaba un bosque y la tormenta entorpecía más el camino.
-El caballo de la señora partera está muy herido.-Dijo una de las criadas con asombro- Es un milagro que haya llegado hasta aquí-
-¿Unmilagro? Más bien parece todo lo contrario. Esta condenada tormenta… La señora Eyra lleva horas intentando dar a luz, ¡Y el caballo! Casi muere trayendo a la señora partera hasta aquí- La cocinera sellevó las manos a la cabeza, sus ojos llenos de terror. No se atrevía a decir lo que estaría a punto de oir.
-Es como si los mismísimos dioses no quisieran que ese parto suceda-Susurro su compañera.Las criadas estaban tan asustadas que no se atrevieron a entrar en esa habitación.
Nana deseaba que el señor estuviese ahí para poner orden, pues ella era la más pequeña y poco podía decir, pero nopodía fallarle a su señora cuando más la necesitaba.
En la habitación contigua, Eyra había perdido mucha sangre, su rostro ya no tenía color y le costaba mucha respirar, poca conciencia tenía de sualrededor y no pudo sentir cuando Nana entró con el agua caliente.
-Muchacha, ven aquí. Toma su mano, se está quedando sin fuerzas.-Demando firme la matrona. Nana no lo pensó dos veces.
Eyra sintiósu mano, y pudo ver su cara, Nana, por fín una cara amiga. Esbozó una leve sonrisa.
Nana llego a la familia algunos años atrás, siendo aun muy pequeña. Su madre, una gran amiga de la infancia, lehabía pedido personalmente que la acogiera en su casa pues eran ya muchas niñas y Nana aun no tenía edad para casarse. Una dulzura de niña, jamás se arrepentiría de esa decisión.
Estaba feliz de que...
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